63 – Los pezones
de Bruttini
Bruttini tenía unos pezones esféricos como bolas de billar,
con esos pezones oscuros que coronaban los pechos colmados de Bruttini soñaba
Carballo adormilado en el asiento del tren que le llevaba a Barcelona, Bruttini
se entregaba a él con su cuerpo espléndido de mujer, y él, Carballo, deslizaba
mientras le abrazaba su mano hasta las apretadas nalgas de Bruttini que se
abrían al tacto de su dedo como una flor que quisiera ser fertilizada y
entregara su delicioso néctar y perfumado aroma a la pasión desbordada de
Carballo que le besaba con un deseo incontenible y le mordía los carnosos
labios, metía la lengua hasta su campanilla y le chupaba las bolas de billar de
sus negros pezones que excitados se convertían en puntiagudas lanzas duras como
si fueran de sílex, excitado Carballo se despertó con el traqueteo del tren y
se dio cuenta que tenía una erección descomunal, la señora que iba sentada
enfrente retiró en ese momento azorada la mirada del la bragueta de Carballo
que a punto de estallar parecía un volcán en peligro de inminente erupción,
procuró calmarse a ver si bajaba aquello, la señora cerró los ojos fingiendo
dormir.
Carballo iba vestido de crossdresser pero había optado por
llevar un conjunto de falda pantalón, le pareció más cómodo y apropiado para
moverse por Barcelona durante la jornada de referéndum, lo mismo le tocaba huir
de la policía a la carrera o trepar a una farola para ponerse a salvo de las
revueltas para lo cual llevar falda le hubiera resultado incómodo.
(continuará)
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