Diario de un
paseante (26-11-2014). El catastrofismo imperante.
Hoy día se sabe todo y eso se supone que es bueno, se sabe
más bien lo malo con lo cual hay una especie de catastrofismo generalizado,
buenas noticias no hay, habrá cosas buenas pero no se hacen públicas o no con
la intensidad con la que se hacen públicas las noticias malas, en eso sí he
notado una evolución desde mi infancia y juventud hasta mi madurez, el catastrofismo
ha ido ganando terreno al pensamiento positivo, nos hemos acostumbrado a lo
truculento, lo escandaloso, lo sorprendente, lo inusual, es lo que parece
distraernos de la monotonía de la vida, parece que contemplando tanta desgracia
nos consolemos de nuestra propia desgracia.
Pero todo esto va generando en el ánimo un desánimo, una
tristeza difícil de remontar, uno vive permanentemente rodeado de problemas que
se le plantean y para los cuales o bien no tiene solución o no está en sus
manos el poder resolverlos, con lo cual se genera una frustración, una especie
de impotencia que distrae energías de otros afanes más cercanos sobre los que
sí podríamos actuar, es decir, en nuestro entorno inmediato.
Los medios de comunicación nos ponen ante el abismo de una
actualidad por ellos seleccionada que apenas es una pequeña parte de la inmensa
y diversa realidad, esa selección de actualidad que además pertenece a una
esfera ajena de manera inmediata a nosotros nos genera malestar pero no tenemos
capacidad ni medios para actuar sobre ella de manera directa, sin embargo
desatendemos con frecuencia la realidad inmediata quedando embobados de esa
otra realidad que se nos muestra en escaparate desde los medios.
El planteamiento es un tanto inútil, estamos tan informados
de lo malo que nos convertimos en unos descreídos de que pueda existir algo
bueno cuando si miramos en nuestro entorno hay muchas buenas noticias, noticias
que nos muestran el lado bueno de las personas, su solidaridad, su sacrificio,
su generosidad, entrega, abnegación,
Mis vecinos cuidan de su nieto pequeño, la señora del bajo
atiende a su vecina ciega, las madres se sacrifican por su familia, luchan por
sus hijos, el zapatero ayuda a su hijo a iniciarse en el oficio, en la farmacia
hacen con los mayores una función de terapia psicológica y apoyo social, mi
médico de cabecera es mi confesor, me ayuda, yo estoy atento a mis padres, a
mis mascotas, en el trabajo nos ayudamos, compartimos problemas, los
resolvemos, la gente da, pese a la situación general de escasez, limosnas, las
ong’s reciben donativos y ayudas…
A todos nos gustaría más bien oír sólo buenas noticias, no
tanta barbarie repetida, pero la barbarie creo que es algo marginal por mucho
que se amplifique, si existiera tal grado de barbarie y tan extendido como
parece dan a entender los medios de comunicación el mundo se habría terminado,
pero el mundo no se termina precisamente gracias a todos nosotros ciudadanos de
a pie que lo hacemos cada día mejor sin saberlo, simplemente actuando conforme
nos dicta el corazón.
El paseante
p.d.- este fragmento de mi diario quiero dedicárselo a Podemos
en agradecimiento por haberme devuelto la fe en la política, gracias muchachos,
no perdáis esa cercanía a nuestra realidad y necesidades.
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