Como si de un cuadro de Van Gogh se tratara cada verano vuelven a poblar los campos de mi pueblo, hermosos girasoles del verano, cabezas coronadas de fuego, centelleantes redondeles de luz que me veis pasar y parecéis saludarme con vuestra mano extendida llena de dedos amarillos.
Mimosos girasoles, tiernos, cariñosos, verano tras verano volvéis a vuestra cita con la vida, con la plenitud del verano, con la calma de los solitarios campos.
Mis amigos los girasoles, un regalo de Dios.
el paseante
Mimosos girasoles, tiernos, cariñosos, verano tras verano volvéis a vuestra cita con la vida, con la plenitud del verano, con la calma de los solitarios campos.
Mis amigos los girasoles, un regalo de Dios.
el paseante
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