Ella siempre estuvo más en el tener que en el ser. Estamos en el periodo de autoayuda del blog y estas cosas es importante decirlas.
¿Y entonces cómo es que sois amigos?
Bueno, durante un tiempo yo estuve también apresado por el tener, luego volví al ser, recuerdo el punto de partida de mi retorno, el día en que mi amiga Terre me regaló su ejemplar del libro Meditaciones de Osho.
Muy bonito. Pero a esta pobre la has dejado por los suelos. Primero la llamas bruja y luego recuperas la terminología de E. Fromm y la pones del lado del tener.
Ella quería tener...
¿Tener qué?
Estatus, reconocimiento, dinero, posesiones, marido, hijos, empleo, cargos, contactos, la admiración de los demás... Quería así conseguir ser atractiva y sentirse querida por los demás.
¿Y sigue igual?
Igual, hay cosas que no cambian, seguro.
¿No le das el beneficio de la duda?
Se lo dí tantas veces para nada... Terre siempre me dice que con frecuencia antiguas relaciones pierden el sentido porque las personas evolucionamos por caminos diferentes y nos distanciamos espiritualmente.
Vale, lo comprendo.
Pierden sentido las relaciones, somos diferentes a como fuimos.
Suena triste.
Realista, forzar las cosas sería estar incómodo.
¿Y te ha pasado con muchos amigos?
Con casi todos. La mayoría siguen anclados en el tener, quieren conseguir o conservar diferentes tipos de cosas, pero sólo en la posesión se realizan, en la posesión y la ostentación. Pero algunos no son así, esos son los más afines a mí, los que permanecen.
Pues, insisto, a esta pobre chica la has dejado como un trapo.
No es ningún trapo, el trapo lo soy más bien yo, estar en el ser consiste precisamente en eso, en convertirte en un trapo, en una especie de balleta del mundo.
el paseante
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