Escena de la película Maurice de James Ivory.
Inglaterra siempre ha sido reticente a aceptar la naturaleza humana.
Inaginaros que uno anda tan tranquilo por la vida, con sus cosas, en su mundo, y de repente aparece otro y le intenta seducir, bueno uno sigue a lo suyo, al principio como que no se da cuenta, luego se da cuenta y hace como que no se da cuenta, luego ya por fin le resulta embarazosa la situación, más adelante le da pena no hacerle caso, finalmente cae en las redes, cae en la trampa tendida por el seductor de manera interesada.
A continuación el seductor una vez cazada la pieza cambia de actitud y pasa a ignorar al seducido, típico del Don Juan, entonces el seducido le plantea el asunto y el seductor le contesta que todo ha sido producto de su imaginación que él nunca hizo nada por seducirle y que además no le gustan los hombres.
¿Es para matarle, o no?
Pues de eso va el libro.
Menos mal que el seducido después rehace su vida, se enamora y es feliz (no hay mal que por bien no venga).
El seductor acaba mal, condenado a un matrimonio infeliz junto a una mujer con la cual le produce asco tener relaciones sexuales.
La novela es cruda, ambientada en la Inglaterra de comienzos de siglo en la clase alta, Forster disecciona la homosexualidad, la sociedad, los prejuicios, pero sobre todo y por encima de todo disecciona la mentira, el engaño, la falsedad, la manipulación, el cinismo, la doble moral y el castigo que todo ello recibe.
Y es que como decía mi abuela: en el castigo lleva la penitencia.
Y ya es bastante...
Abrazos y buen fin de semana,
Vuestro paseante | | | | | | |
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