Nací en agosto, en pleno agosto, el día 14, de hace ya 53
años, parece que fue ayer…
Cuando era niño cada año celebraba el cumpleaños en un lugar
de veraneo diferente, eso hacía que cada año ese día resultara diferente, con
recuerdos particulares, ligados a un lugar de vacaciones en concreto.
Últimamente, desde hace mucho tiempo, paso siempre mi
cumpleaños en Madrid y trabajando, no me gusta irme de vacaciones en agosto,
todo está lleno de gente y además hace mucho calor, en Madrid también hace
mucho calor, pero al menos Madrid se queda medio vacío y uno puede disfrutar
algo más de lo habitual de su ciudad, Madrid sería ideal si tuviera la
población que tiene en agosto.
Agosto itinerante primero, sedentario después, pero agosto
en mi vida como la culminación de mi vida, su cénit, su punto de partida, su
origen. Vuelvo a agosto año tras año para volver a nacer.
Tardé mucho en nacer, tanto mi madre como yo éramos
primerizos, mi madre en parir, yo en nacer, claro, sólo se nace una vez, que
sepamos al menos, con frecuencia tengo una pesadilla en la cual atravieso
angostos pasillos, laberintos cada vez más estrechos y complicados en los
cuales quedo atrapado y me despierto alterado, creo que son remembranzas del
parto, también creo que mi claustrofobia viene de ahí, eso pienso.
Nací a las 5 de la mañana según recuerda mi madre, estuvo
toda la noche de parto, soy por tanto Leo ascendente Leo, sobredosis de Leo,
Leo al cuadrado, muy Leo.
El sol coronando mi carta astral por todas partes, el león
rugiendo sobre mi signo, haciendo temblar el universo o mostrándose dócil,
sumiso y cariñoso como un delicado gatito, depende, los dos extremos son
posibles en mí, aunque con los años cada vez soy más gatito y menos león.
Ser león no te lo perdonan, ser gatito gusta más pero lleva
también a que abusen de ti, lo que sucede es que los gatitos también dan
zarpazos a veces, y hacen más daño porque te pillan más desprevenido, con un
león estás alerta, con un gato no tanto.
Calor, mucho calor en agosto y yo naciendo, me empeñé en
venir a este mundo en un momento difícil, al menos de temperatura, y en los
hospitales hay además poco personal, doblemente difícil, y encima de madrugada,
triplemente difícil, parece como si tuviera un especial empeño en venir a este
mundo, era puro desconocimiento, sabiendo lo que sé ahora no hubiera venido
para nada, me hubiera quedado en el limbo, donde se quedaban los niños que no
llegaban a nacer, eso decían, en cualquier caso debió de ser una gran alegría
para mis padres, un bebé bastante saludable, muy bien de peso, tal vez llorón,
no lo sé, supongo, todos los niños lloran al nacer.
No tengo recuerdos de aquellos momentos, lógico, era muy
pequeño, hay alguna foto de mis primeros momentos en la vida, estoy tendido
encima de la cama de mis padres con un pañal de esos que se llevaban en los
años 60, es decir, de tela, luego había que lavarlos y tenderlos, menudo rollo,
mucho trabajo.
Los niños damos mucho trabajo a los padres durante toda la
vida, por eso creo que debo agradecer a mis padres sus desvelos, su lucha por sacarme adelante y todo su cariño, su
ejemplo, su enorme generosidad, todo lo que tengo se lo debo a ellos, sin ellos
no hubiera sido nada en la vida.
El paseante
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