Soy incapaz de reflexionar sobre ella, no acierto a hacer
razonamiento alguno, es injustificable, inenarrable, indescriptible, todo lo
que se intente hacer de ella es tarea vana porque es un absoluto, inasequible
por tanto.
Existe en otro plano, un plano en el que sólo puede ser
contemplada, y existe por siempre, una vez ha sido contemplada permanece por
siempre en el recuerdo inextinguible, impermeable a toda contrariedad, como un
refugio del alma, un paraíso perdido al cual volver en los malos momentos,
cuando la vida nos muestra su dureza.
La belleza permanece por siempre en nuestro recuerdo porque
impresiona la retina del alma y la deja indeleblemente marcada, nos deja
demudados, silenciosos, nos paraliza, nos enamora, nos apresa, nos exilia a un
país lejano que creíamos imposible, un país perfecto, donde reina esplendorosa
y extiende todos sus preciosos mantos como en un oleaje de nubes en un cielo de
una mañana de primavera.
¿Habéis contemplado la belleza alguna vez?
¿La belleza absoluta?
Entonces sabréis bien de lo que estoy hablando…
El paseante
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