Parece un bebé, un bebé algo crecidito, pero un bebé, tan sanote, desnudito, pudoroso, bueno, pudoroso por lo que se tapa, por lo demás muestra su cuerpo tal cual su madre lo trajo al mundo, tiene cara de niño, se le ve aún imberbe, sin vello que se aprecie, como recién parido, y así estaba entonces, recién parido en política, transmite una imagen fresca, pura, nueva, sorprendente, provocadora dentro de una medida, una imagen bella, se diría que es la imagen de un atleta griego, un kouros.
El mensaje subraya: sólo nos importan las personas.
¿Las personas tal cual?
¿Las personas desnudas?
No se sabe bien, tal vez si vas vestido también le importes, ¿o habrá que ir desnudo para ser afiliado de ese partido?, ¿y para votarles?
No se sabe...
Es todo algo confuso.
Albert Rivera ahora no es así, ya no hace estas cosas, ha debido de perder su hermoso torso, ahora está algo rollizo, lo cual potencia su aspecto de bebé aún más si cabe, y está más pelón, como los bebés.
Sonríe, parece una persona feliz, contento de sí mismo, habla con seguridad, mira de frente, parece franco (con minúscula), como los niños se supone que sólo dice lo que piensa, que sólo dice la verdad, que no engaña.
Él sigue arañando votos en Cataluña, pienso que podría abrir sucursales del partido en el resto de España, se llamaría Ciudadanos, claro, yo me ofrezco para ser su delegado en Madrid, por lo de mi torso, lo he enseñado ya tantas veces en el blog..., algo de camino ya tengo avanzado.
Un beso Albert,
el paseante
No hay comentarios:
Publicar un comentario