Se ve que el alimento del alma es la economía, que el alimento del espíritu es el dinero, la navidad está de capa caída por la crisis económica y su reflejo en nuestro ánimo, andamos algo pusilánimes para insuflar viento a esta navidad, el barco de la navidad está encallado en la playa del desánimo, no inicia su singladura.
Ayer tarde paseando por el centro de Madrid pude observarlo, hay poco movimiento para estas fechas navideñas, se ha puesto al descubierto que nuestro principal motor es el dinero, a eso al menos estamos acostumbrados hasta ahora...
Pero a partir de ahora deberá ser diferente...
Si queremos estar alegres deberemos centrarnos en otros valores más espirituales, más acordes con el verdadero espíritu de la navidad y menos con el consumismo.
El consumismo, como cualquier otra forma de materialismo, no conduce sino a una espiral que no produce sino vacío.
el paseante
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