martes, 11 de febrero de 2014

Era necesario sufrir tanto?



Llevo una hora intentando arrancar el portátil, bueno, una hora tal vez no, pero unos minutos por lo menos, a mí me parecen horas, está un poco anticuado el pobre pero me encanta, es para mí como un fetiche, era el antiguo portátil de mi tío, he heredado su coche y su portátil, él era escritor, dirigió durante años una revista de farmacia y colaboró en numerosas publicaciones, era muy querido entre sus colegas, muy apreciado, y tenía un gran sentido del humor todo lo que escribía, era muy costumbrista, aún conservo escritos suyos en el ordenador, sus últimos artículos, alguno inacabado, algunas reflexiones muy personales, fotos, notas,  cartas, recuerdos, es como si mi escritura se superpusiera a la suya, como si el destino me hubiera pasado el testigo de lo que él inició, como si él me dijera: continúa.

Mi ámbito, mi estilo, mi proyección, son diferentes, yo mismo soy diferente, aunque en el fondo el motor de la escritura es siempre el mismo, la insatisfacción supongo, el coche y el portátil, con ambos me desplazo, por la geografía y por el pensamiento, me traslado, deslizo, discurro, intento huir de mi insatisfacción.

No se si te aburro Bety, si es así dímelo, a uno le parecen interesantes sus cosas, tal vez para los demás sean un rollo, te escribo en la encimera de la cocina, entre el fregadero y la placa Vitro, apoyado en la tabla de cortar y sentado en un taburete alto, estoy cómodo, curioso, el lugar me inspira, la luz de la campana extractora es tan acogedora, con mi copita de champán y haciendo tiempo para la cena, hace mucho frío, tengo la calefacción puesta, claro, las mascotas son tan frioleras, ellos duermen encima de la cama, yo les tapo pero se destapan y no pueden coger frío, se pegan a mí para darnos calor, a media noche me despierto sofocado de calor, el radiador, los dos perritos y el gato, la manta, la colcha, mis temores nocturnos, mucho calor, demasiado calor, y me despierto, les acaricio, me pongo a rezar, a veces me vuelvo a dormir, a veces no, depende, ayer me desperté por dos veces y por dos veces me volví a dormir, milagroso en mí, desusado, inverosímil, sorpresivo, agradable, descansé mejor que otras noches y eso al día siguiente se nota, he estado más clarividente de lo habitual, o por mejor decir menos obtuso.

Tengo tantas cosas para contarte, se me ocurren ideas, historias, discursos, artículos, ensayos, y todo va quedando atrás en mi memoria inconcluso, paso al lado de todo ello como si fuera conduciendo en el coche por la carretera y pasara por paisajes que no me paro a contemplar, escribir es como conducir, primero conduces, luego te paras y escribes lo que has visto, a veces la velocidad de la vida te impide pararte, es más atractivo avanzar que reflexionar, vivir que contar, creo que ahora estoy en una de esas fases de más vida y menos pensamiento, lo noto.

Tenía pensado hablarte de tantas cosas que al final me cortocircuito y no te hablo de ninguna, te iba a hablar del sufrimiento, de nuestro sufrimiento y de si era necesario sufrir tanto y para qué, no lo sé, me lo pregunto, tal vez vivir sea sufrir, sólo eso, nada más.

(continuará)

Bss,

Jr


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