martes, 18 de febrero de 2014

El cuadro de la semana. La pintura de Henri Matisse.



Lo inacabado es lo más bello que existe, qué es un niño sino un hombre inacabado, de ahí su belleza.

Lo inacabado es hermoso porque nosotros lo completamos con la imaginación y lo volvemos de una belleza ideal.

El paseante solitario

De Matisse me gusta su inacabamiento, su involuntariedad, su improvisación, su color, su visión hedonista de la vida, su profunda esencia mediterránea, su esquematismo, su orientalismo, su fascinación por el exotismo cotidiano, su fulgurante amor por la vida, su inverosímil imaginación, su fértil e inagotable creatividad, su originalidad, su rápida resolución del cuadro, su esencialidad, su superficial profundidad, su locura creativa, su deslumbrante luminosidad, su sincretismo, su icónica belleza, su transfigurada imaginación, su vacío, su insustancialidad, su decorativismo, su humildad, su provocación, su invisibilidad como artista, su última y esencial volatilidad.

Quién da más? Es imposible dar más, es único, insuperable, no es síntesis de nada anterior ni se anticipa a nada que está por llegar, es único, radical, insobornable, impermeable a influencias, escuelas, teorías, credos, es el artista total, independiente, solitario, eterno.

Es Matisse.


El paseante solitario




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