jueves, 22 de marzo de 2012

La cuaresma y el psicoanálisis.

  
Arrepentimiento.
¿Y después del arrepentimiento?
Más arrepentimiento.
¿Y después?
Más arrepentimiento aún.
¿Hasta cuándo?
Hasta el infinito.
Porque nunca se arrepiente uno lo suficiente, el arrepentimiento siempre queda por debajo de nuestros pecados.
Pecados de acción y de omisión, todo tipo de pecados, voluntarios e involuntarios, conscientes e inconscientes.
Siempre pecando, hagamos lo que hagamos pecamos siempre, de palabra o de pensamiento, siempre pecando.
¿No paramos nunca de pecar?
Nunca.
¿Entonces?
No queda sino practicar un arrepentimiento continuo.
Vivir es pecar.
El pecado es el destino inevitable del hombre que nunca podrá estar a la altura de Dios.
Y después del pecado la penitencia, claro.
¿Y después de la penitencia?
Volver a pecar, seguro.
El pecado es el destino inevitable del hombre, aunque se resista a pecar, al final pecará, porque sin pecado el hombre sería Dios, y eso es imposible.
Continúa viviendo, continúa pecando, continúa arrepintiéndote.
Y recuerda siempre que eres un pecador empedernido.
¿O no?
Piénsalo...

el paseante

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