miércoles, 21 de marzo de 2012

El cuadro de la semana. Cristo muerto sostenido por un ángel. Antonello de Messina.


Reúne la cultura luminística atmosférica de los pintores flamencos con la cultura monumental-perspectivista italiana.

Mi cuadro favorito del Museo del Prado, el cuadro que salvaría si el Museo ardiera (Dios no lo permita), este pequeño cuadro pintado sobre tabla es sin duda una gran obra maestra de la pintura, tanto por el tema, como por la factura, como por el tratamiento que hace el pintor de la escena.
De nuevo Cuatrocento italiano, renacimiento, en este caso el pintor es siciliano.
¿Qué siento ante este cuadro?
Me pregunto.
Siento la injusticia, el dolor, la ausencia, la pérdida, el pobre ángel solloza de dolor mientras sujeta a Cristo ya sin fuerzas, muerto, inerte, vencido.
Y es el fracaso del hombre lo que contemplo en el cuadro, el fracaso del hombre ante lo nuevo, lo desconocido, lo diferente, el fracaso del hombre ante el reto de un futuro mejor, ante el reto de la comprensión verdadera de la vida, de una vida mejor más justa y solidaria, una propuesta de vida que el hombre acaba aniquilando.
Todo esto siento ante el cuadro, se me encoje el alma y gime ante este cuadro, tan original en el tratamiento que da a la muerte de Cristo, tan íntimo, tan cercano y humano, sin la monumentalidad, la grandilocuencia de las grandes composiciones, la sencillez del Renacimiento humaniza lo divino y diviniza al hombre, llenando de luz sus rincones más oscuros y mostrándolos para que sirvan de reflexión y de enseñanza, la filosofía del renacimiento, el aprendizaje de la vida, la lección de la vida.
En plena Cuaresma creo que es un cuadro para hacer pensar, para meditar, para recogernos en nosotros mismos y analizar en qué medida nosotros no hubiéramos hecho lo mismo con Cristo, y también para preguntarnos en qué medida no hacemos lo mismo con todos esos Jesucristos que nos rodean, con las personas que sufren discriminaciones, privaciones, salvajes violencias, con todos aquellos que semejantes a Cristo pasan a nuestro lado cada día pidiéndonos algo y a los que no volvemos ni la mirada.

el paseante
Cuaresma 2012

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