No es una prenda, ni siquiera un complemento, lo sé, pero la sección de moda de este blog se llama así, qué le vamos a hacer...
La barba de
dos días, una moda que llegó para quedarse, básicamente por lo cómodo que
resulta no tener que afeitarse todos los días, y por la variedad que introduce
en la imagen masculina, las mujeres tienen el maquillaje y nosotros la barba,
ahora más que de dos días se lleva más bien una barba crecida y tupida, a lo
rabino, pero ha pervivido la barba de dos días, yo mismo la practico, y cuando
voy de vacaciones amplío el plazo y practico la barba de cuatro, cinco, hasta
siete días, más no porque si no es complicado afeitar una barba tan crecida, es
decir, pura comodidad.
En cuanto
opiniones las hay para todos los gustos, hay a quién le gusta, hay a quién le
parece una cosa de guarros, o que no es favorecedora, que envejece o que da
aspecto de pobre, depende de los ojos con que te miren, te vean, y, sobre todo,
de la imagen que tengan de ti, según te vean te quieren ver ya siempre.
Con los años
la barba va blanqueando, ésa es otra, que te echa años encima dicen unos, otros
que te hace interesante, y entre unos y otros a uno le da igual porque no busca
efecto alguno sino comodidad, ande yo caliente…, además si eres guapo todo te
cae bien, y si eres feo todo mal, véase el ejemplo del modelo de la foto, pues
le queda bien aunque sea blanca, o precisamente por eso le cae mejor, a los
hombres las canas nos favorecen, nos hacen interesantes, eso dicen algunas
mujeres y yo opino igual por la cuenta que me tiene.
Para mí la
clave de una barba favorecedora es que sea tupida, no rala, y que esté bien
distribuida en el rostro, que no sea irregular, que guarde proporción en su
forma con las facciones y que periódicamente se perfile y recorte, es decir,
una barba apolínea, no dionisíaca, ésa es mi idea, muy de canon de belleza
griego, pero ahora mismo se lleva justo lo contrario, la barba larga,
abundante, desorganizada en apariencia, hace furor entre la juventud, yo la
miro con envidia porque la verdad es que no tengo una gran barba, y, sobre todo
porque me digo a mí mismo: y no tienen ni una sola cana! Pecados de juventud.
En Madrid
han proliferado las barberías, locales de diseño llevados por gente joven a los
cuales acuden jóvenes amigos de las barbas a la moda, yo creo que le echan
mucho cuento al invento y hay mucho de esnobismo, al barbero se iba de toda la
vida a que te afeitara a navaja, qué tiempos, y no a que te arreglara la barba,
aunque tal vez la barbería ha vuelto a ser lo que debía ser en el siglo XIX un
reducto de dandis románticos de acicaladas barbas.
El paseante
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