viernes, 19 de octubre de 2018

Prendas de vestir clásicas. La barba de dos días.



No es una prenda, ni siquiera un complemento, lo sé, pero la sección de moda de este blog se llama así, qué le vamos a hacer...



La barba de dos días, una moda que llegó para quedarse, básicamente por lo cómodo que resulta no tener que afeitarse todos los días, y por la variedad que introduce en la imagen masculina, las mujeres tienen el maquillaje y nosotros la barba, ahora más que de dos días se lleva más bien una barba crecida y tupida, a lo rabino, pero ha pervivido la barba de dos días, yo mismo la practico, y cuando voy de vacaciones amplío el plazo y practico la barba de cuatro, cinco, hasta siete días, más no porque si no es complicado afeitar una barba tan crecida, es decir, pura comodidad.
En cuanto opiniones las hay para todos los gustos, hay a quién le gusta, hay a quién le parece una cosa de guarros, o que no es favorecedora, que envejece o que da aspecto de pobre, depende de los ojos con que te miren, te vean, y, sobre todo, de la imagen que tengan de ti, según te vean te quieren ver ya siempre.
Con los años la barba va blanqueando, ésa es otra, que te echa años encima dicen unos, otros que te hace interesante, y entre unos y otros a uno le da igual porque no busca efecto alguno sino comodidad, ande yo caliente…, además si eres guapo todo te cae bien, y si eres feo todo mal, véase el ejemplo del modelo de la foto, pues le queda bien aunque sea blanca, o precisamente por eso le cae mejor, a los hombres las canas nos favorecen, nos hacen interesantes, eso dicen algunas mujeres y yo opino igual por la cuenta que me tiene.
Para mí la clave de una barba favorecedora es que sea tupida, no rala, y que esté bien distribuida en el rostro, que no sea irregular, que guarde proporción en su forma con las facciones y que periódicamente se perfile y recorte, es decir, una barba apolínea, no dionisíaca, ésa es mi idea, muy de canon de belleza griego, pero ahora mismo se lleva justo lo contrario, la barba larga, abundante, desorganizada en apariencia, hace furor entre la juventud, yo la miro con envidia porque la verdad es que no tengo una gran barba, y, sobre todo porque me digo a mí mismo: y no tienen ni una sola cana! Pecados de juventud.
En Madrid han proliferado las barberías, locales de diseño llevados por gente joven a los cuales acuden jóvenes amigos de las barbas a la moda, yo creo que le echan mucho cuento al invento y hay mucho de esnobismo, al barbero se iba de toda la vida a que te afeitara a navaja, qué tiempos, y no a que te arreglara la barba, aunque tal vez la barbería ha vuelto a ser lo que debía ser en el siglo XIX un reducto de dandis románticos de acicaladas barbas.

El paseante


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