La jubilación, dice un amigo de don Eloy, es como la hoja roja
del librillo de papel de fumar, que te avisa de que estás llegando al final, en
este caso al final de la vida. El viejo Eloy se jubila y cierra así la última
vía de escape a su gris existencia. Don Eloy es viudo, y vive en un pisito
humilde con la única compañía de la Desi, la criada, una muchacha de pueblo a la
que la ciudad todavía le viene grande, aunque pone todo de su parte para
aprender de sus amigas, otras chicas de servicio, y adquirir ese aire de ser "de
la capital" que envidia y desea para ella. Don Eloy está muy solo. Su hijo,
notario en Madrid, le mantiene permanantemente apartado de su vida; el abuelo no
tiene sitio en la alta sociedad que frecuenta con su elegante mujer. Su amigo
Isaías es el único superviviente de su pandilla de juventud, y con él recuerda
una y otra vez el pasado, contradiciéndose ambos a veces hasta la exasperación.
La sociedad fotográfica, a la que ha pertenecido y en la que tan buenos ratos ha
pasado, también corre con los tiempos modernos dejándole atrás....En cuanto a la
Desi, su vida gira en torno a su novio del pueblo, el Picaza, muchacho turbio
donde los haya, famoso por sus prontos, que ha venido a hacer la mili y que con
sus andares chuecos y su mirada torva, la tiene trastornada de
pasión...
La hoja roja
Miguel Delibes
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