He estado reflexionando sobre mi destino, pensando en lo que escribió Lobsang Rampa en El tercer ojo sobre el destino de cada uno y las consecuencias de querer evitarlo.
Al final se llega al destino por un camino o por otro, Edipo es buen ejemplo de ello, queriendo huir de su destino hace que se cumpla, Lobsang Rampa dice lo mismo, podemos tratar de modificar el recorrido pero al final llegaremos al mismo punto, dando rodeos, queriendo evitar imaginarios sufrimientos, lo que haremos es tan solo variar lo que sucede entretanto llegamos al punto final del viaje.
El camino contiene una enseñanza, nos muestra la razón de ser de nuestra vida, tratándolo de variar en realidad lo que conseguimos es estar aún más incómodos de lo que hubiéramos estado con las incomodidades que tratamos de evitar porque estamos actuando contra nuestra naturaleza, y es que naturaleza y destino son en el hombre la misma cosa, uno cumple de modo indisoluble con ambos de una manera o de otra al final, porque son una sola sustancia, es decir, al hombre lo conforma su destino.
Sobre todo esto vengo reflexionando últimamente, en ocasiones los acontecimientos que te suceden en la vida son muy reveladores, son enseñanzas que hay que aprender a leer y a asimilar para cambiar de actitudes y así vivir más conforme con uno mismo.
La sociedad con frecuencia te brinda fórmulas de felicidad, propuestas de destino, falsas, que no se ajustan a la verdadera naturaleza de uno.
En mi caso creo que siempre he tenido claro, desde que tengo uso de conciencia, que mi destino es la soledad, me lo haya querido reconocer o no así es, y los momentos más felices de mi vida, más fructíferos, en los que he llegado a un mayor conocimiento de mí mismo, y una mayor paz de mi espíritu, han sido precisamente aquellos en los que me he encontrado en soledad, entonces es cuando he tenido ocasión de crecer en conocimientos, experiencia, sabiduría, de desarrollar mi creatividad y de estar en paz conmigo mismo y con los demás, disponiendo de tiempo suficiente para todo esto.
Pero periódicamente he ido intentando amoldarme al convencionalismo de estar acompañado, y siempre he fracasado, puedo echar las culpas a los demás, pero si profundizo en los verdaderos motivos se trata sin duda de una incapacidad mía que tiene su origen en mi verdadera naturaleza solitaria, que es la única que me permitirá cumplir con mi destino sin inútiles rodeos.
Como diría Lobsang Rampa me he metido por desvíos y no he encontrado más que baches en esos caminos secundarios, igualmente habría baches en el camino principal, la soledad no es fácil, la compañía tampoco, pero distrayéndome de mi destino no he conseguido más que demorar su cumplimiento, y el destino del hombre es su razón de ser, cuanto antes llegue a él mejor porque a través de él alcanza su plenitud y da sentido a su vida cumpliendo su misión en ella, realizando la labor que está llamado a cumplir en este mundo.
Desde la soledad uno puede brindar consuelo a los demás, ayudar, servir de apoyo, de guía, uno puede ser benefactor de muchas más personas y así sentirse satisfecho con su verdadera razón de ser.
el paseante
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