117 – Ser gay.
Alucinante la historia que le contó a Carballo el confidente
que tenía en Chueca, menudo número era hacerse pasar por gay, una pasta, una
transformación total, para empezar tendría que quitarse la barba y afeitarse la
cabeza, ese poco pelo de Carballo no se estilaba, cabeza rapada en plan skin,
al parecer Carballo tenía un cierto aire clásico, decimonónico, incompatible
con el mundillo gay, luego estaba el tema del color de la piel, tendría que
broncearse y no sólo la cara, todo el cuerpo, bronceado integral, y depilación
integral también, nada de vello corporal, eso no era propio de gays, no de un
gay verdadero por el que se quería hacer pasar Carballo, luego el tono
muscular, gimnasio ya, bodybuilding, transformación radical, tenía que ganar
volumen corporal, estaba muy enclenque, ponerse más fornido, la vestimenta era
necesario cambiarla totalmente, más ceñida, de diseño, un toque provocativo,
cazadoras de cuero negro, vaqueros ceñidos marcando paquete, cinturones anchos,
camisetas de colores vivos, alguna gorra, gafas de sol con monturas vintage,
zapatos de punta, botas de cowboy…, en fin, todo a renovar, a Carballo no le
servía nada de su guardarropa, sólo la ropa del cuartel tal vez para combinar,
lo militar era tendencia. Y, sobre todo, la ropa interior a tono, Carballo le
enseñó los calzoncillos al confidente que soltó una carcajada al ver el modelo
de calzoncillo Oceán de algodón blanco que usaba Carballo, un desastre,
parecían comprados en la mercería del barrio como así era en realidad.
Para todo esto tuvo que irse de compras por las tiendas de
la calle Fuencarral, un pastón, todo carísimo, ser gay era muy caro, había que
gastar el dinero en chorradas como un móvil de última generación, relojes de
marca, llevar una bandolera fashion, ir a cenar a sitios de moda, salir a tomar
copas por la noche, ir a discotecas, saunas, antros de todo tipo, afters, ir de
vacaciones a Ibiza, a Sitges, a Mikonos,
a Amsterdam…, eso le contó el confidente.
Tópicos, lugares comunes, mucho consumismo, todo imagen,
frivolidad, superficialidad, el mundo gay era en apariencia un mundo hedonista y
sin problemas, eso le comentó el confidente a Carballo que a punto estuvo de
tirar la toalla y mandar todo a la porra, pero no podía ser, el deber le llamaba,
y es que Carballo era ante todo un profesional, y se aplicaría a la tarea de
ser gay con denodado esfuerzo sin regatear ningún esfuerzo.
(continuará)
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