martes, 29 de mayo de 2012

The Gran Vía obsession (2). Reportaje fotográfico+reflexión.







Es como una enfermedad, vivo obsesionado con la Gran Vía, me apasiona esta calle, resumen del cosmopolitismo y la agitación frenética de la ciudad, de su mejor arquitectura, de sus más variopintas tiendas, de sus mejores escaparates, de su incesante chorro de vida que nunca se detiene y que la cruza como por cruzarla, sin necesidad alguna, sin saber a dónde ir, por el puro placer de cruzarla, mirarla y ser uno más dentro de su chorro ilimitado de vida, de sus colores, su agitación, su frenesí, de su mezcla.
Es el cosmopolitismo de Madrid en estado puro, la esencia del Madrid cosmopolita, abierto, plural, tolerante, ecléctico, provocativo, excéntrico y chic.
Me parece la Gran Vía lo más destacado y valioso de la ciudad, una calle, más bien avenida, más bien, como su propio nombre indica, una gran vía, un invento único, que da carácter a la ciudad, que la diferencia, la hace única y deseable.
Es como si llevara tatuada en mi piel la Gran Vía, o mejor tatuada, sobreimpresa en el cerebro, o que mi ADN llevara incorporado un ácido desoxirribonucléico único que incorporara en su composición la esencia adictiva de la Gran Vía.
Será cuestión genética, será, será que soy paseante, será, será que soy un enamorado de ella, será, será que tal vez en ella mi alma como en ningún otro lugar se siente libre, etérea, inmortal, será, pero quién sabe lo que en verdad será...
¿Pero por qué será me pregunto?
Y me respondo que no lo sé del todo bien, pero que soy, sin dudarlo, adicto a esta calle de Madrid.
Fantasía de mi vida, confín de mi imaginación, sueño diurno, continua obsesión de mis días felices en esta ciudad que amo.
Gran Vía, the Gran Vía obsession, of course, cómo no, the Gran Vía forever, yes please, more Gran Vía, I need more...


The paseante

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