Jung y el tarot.
El tarot es un antiguo lenguaje simbólico. Su
origen es desconocido y los mazos más antiguos que se conocen se remontan a
fines del siglo XIV y comienzos del siglo XV.
El mazo de tarot consta de 78 cartas, que se
subdividen en dos grupos: 22 cartas llamadas “arcanos mayores” y 56 restantes
llamadas “arcanos menores”.
Estas imágenes han sido objeto de diversos
enfoques. El más frecuente las considera como una herramienta para predecir el
futuro. Otros enfoques relacionan al tarot con las doctrinas secretas egipcias,
con el pensamiento hindú, el gnosticismo, la cábala, etc.
Podemos observar que en el tarot se encuentran
analogías con distintos sistemas simbólicos. Esto se debe a que todo este
material simbólico proviene de un nivel de experiencia común a toda la
humanidad, que yace en lo más profundo de la psique y C.G.Jung llamó
inconsciente colectivo, donde se encuentran las imágenes primordiales que él
denominó arquetipos, que se expresan bajo diversas manifestaciones en distintos
períodos históricos y diferentes culturas.
Para Jung, en la psique hay un proceso de
desarrollo autónomo en el que el individuo integra sus múltiples facetas
internas, que denominó proceso de individuación.
Sallie Nichols, autora del libro “Jung y el
tarot”, propone estudiar las cartas de los 22 arcanos mayores como un mapa de
viaje, una guía que simboliza el proceso de individuación, y relaciona cada
carta con una imagen arquetípica. Desde este enfoque, las imágenes del tarot se
transforman en un reflejo de nuestra experiencia interna, y, a medida que las
exploramos, podemos empezar a observar cómo se expresan en nuestra vida
cotidiana, aportando orientación para la continua renovación de la existencia.
Desde esta perspectiva psicológica de los
símbolos, una consulta de tarot no se interpretaría como una predicción del
futuro, sino como dicen Liz Greene y Juliet Sharman-Burke en El Tarot Mítico”: “
las cartas ilustran influencias, oportunidades y motivaciones ocultas
(algo que tal vez se manifieste en
acontecimientos o personas concretas, o tal vez no),
El individuo puede entonces tratar de
comprender y trabajar de la manera más creativa posible Puesto que es la
cualidad del momento presente lo que se describe, el individuo puede, tratando
de penetrar en el significado más profundo del momento, influir de forma más
consciente en el futuro de dicho momento, afectando así con una mayor
consciencia el futuro que se está gestando. En este sentido somos coautores de
nuestro propio destino.”
El estudio de tarot desde este enfoque se
transforma en un medio para el desarrollo personal.
El abordaje se realiza estudiando el simbolismo
de las imágenes a través de mitos, cuentos, sueños y otros lenguajes simbólicos
utilizando el método que Jung llamó amplificación que consiste en buscar
asociaciones y analogías con respecto a cada imagen recurriendo a distintas
fuentes.
Pero como señaló Jung: no sirve de nada
aprender de memoria una lista de arquetipos. Los arquetipos son complejos de
experiencia que llegan a nosotros como el destino y cuyos efectos se sienten en
lo más profundo de nuestras vidas.
Por lo tanto es importante agregar al estudio del
simbolismo la experiencia vivencial de las cartas a través de ejercicios que
comprenden la imaginación activa, la visualización y otros recursos creativos.
De esta manera, la aproximación al tarot resulta
una experiencia enriquecedora y a la vez transformadora.
Concepción Arizmendi
Psicóloga
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