viernes, 18 de mayo de 2012

La lectura del fin de semana. La forja de un rebelde. Arturo Barea. 1951.

Josep Renau. Cartel de la Guerra Civil.

 La guerra civil española en una novela, en una trilogía, pero no solamente la guerra civil en sí misma, sino además sus antecedentes, es decir, su porqué, en la primera parte La forja, se narran las miserias de la niñez y adolescencia del protagonista en Madrid, en la segunda parte La ruta, la guerra de Marruecos, en la tercera La llama, se narra la guerra civil, todo ello narrado en primera persona y basado en las experiencias del escritor, las tres novelas son eminentemente autobiográficas, basadas en las experiencias vividas por Arturo Barea.

Y se nota que ha vivido lo que cuenta, y se nota su pasión en lo que escribe, sus ilusiones, sus decepciones, su lucha, su esfuerzo, su fracaso, todo lo suyo y lo de muchos otros en esa época fundamental en la historia reciente de España.
El trasunto que subyace detrás de toda la trama, como leitmotiv ininterrumpido no es otro sino la lucha de clases, es una visión de izquierdas de todo lo sucedido, desde la perspectiva de una conciencia social y de clase, de denuncia de las injusticias sociales, y de justificación de la llegada de la segunda República.
Todo queda meridianamente claro, sin olvidar que es la visión de un bando, no se pide objetividad, equilibrio, medida, la trilogía de Barea es una obra de arte apasionada, fruto de la febril y encendida creatividad de su creador, su obra, podríamos decir, es él mismo, no se pueden diferenciar, y por eso mismo su lectura resulta apasionante.
Yo no pude parar de leerla hasta el final, fue todo un descubrimiento para mí su lectura, absolutamente apasionante, emociona la prosa de Barea, hace en ocasiones llorar de la emoción, maneja el escritor la técnica narrativa de una manera apasionante que hace te enganches a la lectura como hacen siempre las grandes novelas.
Cuando termina la lectura de la obra te entristeces, da pena salir de ese universo lleno de pasión y de vida, lleno de ideas, de ilusiones, y de las decepciones y fracasos propios de la vida, de toda vida, de cualquier vida.
Barea te transporta como nadie a todos esos escenarios, a todos esos acontecimientos, a todos esos momentos claves y apasionantes de la historia reciente de España.
No se pide imparcialidad, ¿quién pide eso a una novela?
Se pide, simplemente, genialidad, y de eso hay de sobra en la trilogía de Barea, y se pide poder visualizar esos momentos, y vivirlos como si se estuviera allí, eso pide el lector, y Barea se lo da con la generosidad del artista realmente grande que nada espera a cambio sino dejar testimonio a través de su arte de su visión del mundo que le ha tocado vivir.
Gracias Arturo Barea por tu generosidad.

el paseante

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