lunes, 14 de mayo de 2012

El paseante contracultural.


¿Son los niños Jesús de la Plaza Mayor contraculturales?, me pregunto.
Y me constesto que la España en la que no eran contraculturales los niños Jesús de la Plaza Mayor no existe hace mucho tiempo.
Por tanto, concluyo que sí lo son, los niños Jesús de la Plaza Mayor son contraculturales, en tanto están permanentemente fuera de contexto en la España actual.
Buena prueba de ello es el impacto visual que tiene la foto, atípica hoy en día totalmente.
Los niños Jesús de la Plaza Mayor son la delicia de los turistas, el escaparate en el que están debe ser el más fotografiado de todo Madrid, son una atracción turística más, delante de la cual paran los guías turísticos a los grupos para explicarles en foráneas lenguas qué es aquello.
Yo tuve un niño Jesús de estos en mi casa, bueno, en realidad no era mío, era de mi madre que lo heredó de su hermana, mi tía Carmen, mi tía lo tenía en una consola en el recibidor de su casa, bajo un espejo de repujado marco de madera negra a juego con la consola sobre la que estaba, reposando en sobre su inmaculado mármol blanco, siempre muy frío.
El niño Jesús en aquellos lejanos días de mi infancia no era aún contracultural, era frecuente que lo tuvieran en las casas a la entrada, como queriendo invocar su protección.
El niño Jesús que mi madre heredó de mi tía y que yo heredé de mi madre ya no lo tengo, era hermoso, una imagen antigua muy bien hecha, mi tía siempre decía que no había un niño Jesús tan guapo como el suyo, y mi madre le daba siempre la razón.
No lo tengo porque una navidad que mi madre estuvo en casa lo vió y se lo llevó, una pena porque me quedaba de maravilla sobre un buró estilo inglés en caoba oscura que tengo a la entrada del salón.
El resultado es que ella no lo luce nada, porque sólo lo saca por navidad, y el pobre niño no puede lucir su hermosura durante todo el año como hacía en mi casa y en la de mi tía.
Una pena.
Lo del niño Jesús recibiendo a las visitas sonriente desde su cunita de madera y paja, con su corona dorada y su sonrisita y sus piececitos al aire, era una tradición que yo quería recuperar, viviendo en una casa del Madrid antiguo me parecía que encajaba bastante bien.
En ocasiones le encedía un farolito con velita de Ikea que tenía al lado, modernidad y tradición hermanadas en mi hogar..., precioso.
La tradición de los niños Jesús en los hogares de la postguerra es paralela a la famosa frase que se oía antes de abrir las puertas de las casas:
Ave María purísima.
Y se contestaba:
Sin pecado concebida.
Recuerdo que cuando veraneábamos en Guadarrama me llevaba mi abuela a vivitar a su anciana amiga Catalina que vivía a la entrada del pueblo en una casita de piedra como de cuento, con un jardincillo a la entrada lleno de olorosas rosas que ella misma cultivaba.
Al llegar a la puerta y pararnos antes de llamar, yo e decía a mi abuela:
Pero déjame decirlo a mí.
Catalina tardaba en llegar al otro lado de la puerta, cuando al fin llegaba se oía en un hilo de voz:
Ave María Purísima.
Y mi abuela me daba un codazo porque yo generalmente no lo oía.
Entonces yo decía:
Sin pecado concebida.
Pero Catalina no abría.
Y mi abuela me decía:
Dílo más fuerte que no te oye.
Y yo tronaba:
SIN PECADO CONCEBIDA!!!!!!!!!!!
Y Catalina abría la cueva de Aladino y pasábamos.
Yo no quería besar a Catalina porque pinchaba, tenía unas berrugas en la cara con unos pelos puntiagudos como agujas.
Pero mi abuela insistía:
Anda niño, dále un beso a Catalina.
Por lo demás la viejecita era adorable, siempre me daba galletas con moscatel, una delicia.
Siempre que mi abuela me decía que íbamos a visitar a Catalina yo le decía lo mismo:
Pero no quiero besarla que pincha.
Pero al final siempre me tocaba besarla.
Los niños Jesús de las casas también se besaban igual que a Catalina.
Ambos eran santos y venerables.
Qué tiempos aquellos!!!!!!
Parece que fue ayer!!!!!!

el paseante

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