lunes, 9 de abril de 2012

Las torrijas de mi madre.


Tampoco quiero ponerme pesado con la cocina de mi madre, pero sólo verlas provoca comerlas, ¿verdad?
Son las mejores del mundo.
Además este año le han salido aún mejor, si es que eso es posible...
Exquisitas, sublimes, excelsas, gloriosas, inconmensurables, inenarrables, apoteósicas, sublimes (creo que ya lo he dicho), amorosamente elaboradas que es lo fundamental, eso y el toque de almíbar único, y la textura, el sabor, el color, el aroma, la torrija de mi madre es un poema perfectamente equilibrado, armonioso, musical, encendido, deleitable, placentero, profundo, sugerente, emotivo, pleno de sentimientos, de pensamientos elevados, pleno de pasión, de amor, de belleza.
Las torrijas de mi madre, el más encendido poema de amor a su familia.
Un beso madre, te quiero.

Tu hijo paseante

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