viernes, 20 de abril de 2012

Yo no pido perdón nunca.


Soy un león, se supone que no tengo que disculparme por nada, sería ridículo, iría contra mi naturaleza, impulsiva, devoradora, desmesurada, fiera, extraordinaria.
Un león pidiendo perdón ya no es un león, se está traicionando a sí mismo y a su especie, si pidiera perdón dejaría de ser el rey de la selva y me convertiría en una especie de corderito obediente, sumiso, domesticado.
¿Quién domestica a un león?
Imposible so pena de dejar de ser león.
Y yo, os lo repito, soy precisamente eso, un león.
Nada más y nada menos, pero con mis defectos y virtudes, si queréis que pierda mis defectos seguramente perderé mis virtudes también.
Si me pedís que pida perdón, valga la redundancia, lo que me provoca es destrozaros de un zarpazo, yo hago lo que hago porque me da la gana, porque es mi naturaleza, porque soy así, y se acabó, no quiero debate sobre el tema, mis damnificados no lo cuentan, no hay asociación de damnificados del león porque ninguno sobrevive, ya me ocupo yo de que así sea.
O tal vez se me va a pedir ahora que me haga vegetariano.
Absurdo.
¿Somos los leones políticamente incorrectos?
Seguro que sí.
Pero me da igual.
Esto es lo que hay, lo tomáis o lo dejáis.

el rey león

No hay comentarios:

Publicar un comentario