martes, 17 de abril de 2012

El rey y yo.


El domingo por la tarde estuve de visita en casa de unos amigos y salió a relucir el tema, claro, cómo no...
El tema me vino a la mente durante toda la tarde pero evité sacarlo a colación, me parecía poco placentero para la tarde del domingo, por otro lado se trata de un tema espinoso que puede dar lugar a disputas y enfrentamientos.
Recuerdo que estuve visitando Cuba en 1999, en el mes de enero, muy buen tiempo por cierto, una delicia.
Los cubanos despotricaban en privado contra Fidel, estaban hartos de malvivir, pero siempre añadían que antes de Fidel estaban mucho peor y que la Sanidad y la Educación con Fidel eran muy buenas y todos tenían acceso a ellas.
Por otro lado ellos podían hablar mal de Fidel, pero si tú apostillabas algo en el mismo sentido y les dabas la razón, ya no les gustaba tanto, es decir, tú no eres cubano luego no te metas en asuntos de nuestra nación, parecían querer decir con su actitud, y es que Fidel era imagen de su patria y por tanto algo sentido como muy propio y muy dentro sobre todo delante de extranjeros.
Recuerdo que con Franco le pasaba lo mismo a mi padre, despotricaba en privado pero cuando viajaba al extranjero nos contaba que no consentía que nadie no español hablara mal de Franco, porque Franco para él era España en aquel momento.
No sé si me explico, pero creo que a muchos españoles eso nos pasa con el el Rey.

Salvadas las distancias, claro, porque no debemos olvidar que el Rey no es un dictador sino todo lo contrario, es el principal artífice de que España hoy en día sea una democracia, gracias, en mi opinión, a su valía personal, buen hacer y sacrificio.
Nos sacó de una situación muy complicada y supo lograr el consenso entre todos, tan necesario.
De bien nacidos es ser agradecidos, ¿o no?

Pero continúo con la velada en casa de mis amigos el domingo por la tarde...

Mis amigos estaban rabiosos contra el Rey, pero su rabia, en lugar de encender aún más la mía, lo que hizo fue aplacarla, curioso, porque les contemplaba hablar, les escuchaba, y me parecía estar viéndome desde fuera, no os ha pasado nunca que cuando tratan de convenceros de algo en lo que ya creéis de antemano pierde fuerza vuestra convicción porque observáis mejor en otro la torpeza de los argumentos que en vosotros mismos, pues eso me pasó con ellos, salí de la visita menos convencido de lo que entré de mi furia contra el rey, me vi caricaturizado en su furia y se me desmoronaron en gran parte mis argumentos que yo creía tan firme y sólidamente sustentados.

Terrible, lograron en mí el propósito contrario al que buscaban, y es que la vehemencia difícilmente logra adhesiones, y el domingo fue un día de grandes vehemencias.

Salí de casa de mis amigos y en el largo trayecto de vuelta hasta mi casa me fui pensando en una frase que me gusta especialmente:

"Cuando peor me porto es cuando más te necesito"

Pensando en los pesares que últimamente ha venido teniendo el Rey, en su lógica pérdida progresiva de facultades, en la ingratitud que sentirá de la sociedad, en los problemas de España, que a buen seguro no creo que le sean en absoluto indiferentes, y en las vías de escape que en función de su cultura y educación tiene a su disposición.

"Cuando peor me porto es cuando más te necesito"

Me fui ronroneando esa frase hasta que llegué a mi casa y al abrir la puerta me salió a recibir el perrito, Lobi, Lobi dog, que cuando peor se porta es cuando más me necesita, seguro, y lo mismo me pasa a mí con él.

Quién esté libre de pecado que tire la primera piedra, aunque para mí y por mi gran amor a los animales, a la naturaleza, y a la vida en general, la foto de mi Rey empuñando una escopeta delante de un elefante muerto es algo terrible que me hubiera gustado no ver jamás.

el paseante

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