En ocasiones soñaba que alguien me llamaba en sueños pero yo no me identificaba con mi nombre, sentía que yo no era ese Jose a quién llamaban porque en realidad nadie me conocía y aquel "Jose" no era yo, no existía, porque yo era otro, alguien a quién sólo conocía yo en realidad y sólo en sueños, porque al despertar volvía a ser ese tal Jose también para mí y no sólo para los demás, volvía a ser alguien inexistente.
Ibiza me hacía conectar con mi yo profundo, mi yo esencial cuando estaba en un estado de inconsciencia, soñando o con la mente en blanco, en estado contemplativo, Ibiza tenía esa virtud en mí, la de mi redescubrimiento en profundidad..., se diría que estaba como hipnotizado o narcotizado, en trance.
Qué queda de Ibiza en mí hoy? El otro día me lo preguntaba frente al espejo, me miré y pensé que aquellos 10 veranos de Ibiza son una parte sustancial de mí, muy importante, que me conforma y me da señas de identidad no nuevas en mí sino recuperadas, lo que cala en nuestra vida y permanece es porque remueve aspectos sustanciales que nos conforman y son esenciales pero que en ocasiones permanecen dormidos, gracias al contacto con personas, lugares, situaciones, sociedades, despiertan en nosotros a nosotros mismos, a nuestra esencia, y así nos recuperamos o logramos ser los que en verdad somos, Ibiza fue eso para mí sin dudarlo, por ese motivo pervive en mí porque era una parte de mí incluso antes pero sin yo saberlo, la isla hizo despertar algo en mí que había quedado dormido en un mundo de exigencias, obligaciones, supervivencia, superación, el frío mundo de Madrid, donde había que batirse diariamente por abrirse camino, pero aquel hedonismo, aquella simplicidad, aquel contacto con la naturaleza en estado puro, el sol, el mar, el cielo, el aire, los pinares, las calas, todo eso hizo que todo cambiara para mí y me redescubriera porque me había perdido, me reencontrara con la pureza, la bondad, la generosidad, la alegría y el optimismo, también con la salud, el buen apetito, el ejercicio físico y hasta los juegos de la infancia. Oh dolce far niente!
Oh sole mío!
El paseante
Feliz Año Nuevo José Ramón. Que el 2019 nos reencuentre. Es mi deseo.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.