lunes, 16 de junio de 2014

Pensar en la solidaridad verdadera.

Pensando. Dibujo realizado por mi padre. Tinta china sobre papel.


Pensar en la solidaridad verdadera, no en el cuento de la falsa solidaridad, por ejemplo, pensar en las circunstancias de las señoras de la limpieza de mi oficina, en su cansancio físico, en su explotación, en su salario mínimo, en su atribulada existencia, llena de exigencias y vacía de placeres, y en la desigualdad que supone que unos ganemos el dinero tan fácil y cómodamente y de manera estable y otros vivan en la explotación y la precariedad.
Hablando ayer con mi tía me dijo que había llegado a la conclusión de que en España no había paro porque compró un aspirador en una tienda y no tenían a nadie que se lo llevara a casa, según ella si hubiera el paro que dicen que hay cualquiera estaría deseando ganarse 5 euros para llevar un aspirador a una casa. Pero ella no piensa que la gente, los parados, necesitan de otras circunstancias para poder manejar mínimamente su vida, contar con un nivel aceptable de ingresos, con una seguridad social, con unos derechos.
Ésa es la nueva óptica, la de la miseria, con 5 euros es bastante, pero qué hace el pobre parado con 5 euros, o con 50, o con 500, conforme está la vida?

El paseante


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