jueves, 26 de junio de 2014

El beso de la muerte (Un asesino en las calles 15).




15 - El beso de la muerte

Lentamente Carballo fue recobrándose y tomando conciencia de que aún seguía vivo y de que aquello no era un sueño, sacó como pudo fuerzas de su debilidad y se fue aproximando de nuevo al salón, el silbido cada vez era más potente, más grave, más frecuente, se asomó a la puerta del salón, allí seguía el cadáver, inmóvil, pálido, con las manos cruzadas sobre el pecho y una especie de sonrisa de felicidad en el rostro como si ya estuviera en los verdes campos del edén, en el paraíso, pobre chico, pensó Carballo, con lo bueno que era, siempre mueren los buenos, pero ese sonido…, ese sonido…, a Carballo le parecía que provenía del cadáver, se estaría descomponiendo?, pensó que tal vez era efecto de la pérdida de gases después de la muerte, se fue aproximando y lentamente, paso a paso, cuando cada vez estaba más cerca del cadáver le dio por pensar un pensamiento absurdo, descabellado, aquel sonido se parecía en realidad demasiado a un ronquido, Carballo quería aferrarse desesperadamente a la idea de que Bruttini seguía vivo aún con la evidencia del cadáver ante sus ojos, se aproximó aún más, y más, y más, cuando su cara estaba pegada a la de Bruttini entonces sintió que alguien le sujetaba fuertemente inmovilizándole por el cuello, quedó paralizado, pensó que le iban a matar a él también y entonces de pronto el cadáver Bruttini abrió los ojos acercó su cara a la de Carballo y le besó.

(continuará)


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