jueves, 12 de junio de 2014

Diario de un paseante. Tengo ganas de escribir algo.




Diario de un paseante (10-06-2014). Tengo ganas de decir algo.

Tengo ganas de escribir algo, sinceramente, mi vida durante el día de hoy ha tenido poco que ver con la tuya, con esa vida a lo Paul Bowles del primer mundo que llevas todos los días, la de hoy es especialmente diferente a la tuya, te cuento, he estado de talleres, horror me dirás, y con razón, tocaba revisión del coche, mi mecánico me tiene frito con el rollo de cambiar el aceite, peligrosísimo no cambiarlo, avería segura, será un cuento tal vez, me pregunto, cuando voy a recoger el coche me dice que las ruedas debo cambiarlas inmediatamente, me las enseña y quedo perplejo, la última vez que las vi no estaban tan mal, están horribles, un peligro, éste sí es seguro, a la vista está, salgo del taller y me voy a cambiar las ruedas, al recoger el coche me dicen que la funda del manguito de la rueda delantera derecha está rota, que con eso así no paso la ITV, vuelta al taller para que me lo arregle, allí se ha quedado de nuevo el coche. Como un círculo vicioso, una condena eterna, terminaré algún día este calvario?

No vale la pena ni contarlo, verdad?, los talleres mecánicos son el establecimiento comercial que más me deprime desde siempre, todo grasa, suciedad, además no me entiendo bien con los mecánicos, es como si habláramos otro lenguaje, como si no me escucharan, y por otro lado no me fío, es como si siempre me engañaran, y no me refiero ya sólo al precio sino a lo que dicen que arreglan, también me preocupa lo que pueden desarreglar, un lío, no me gustan ni un pelo.

Imagino que tú mientras estarías tomando el sol en tu piscina, o mejor decir una de tus piscinas, bajo un cocotero, o mejor decir uno de tus cocoteros, o viendo atardecer bajo las palmeras de una exótica playa, o tal vez escuchando jazz en tu frondoso jardín, junto a las adelfas y las buganvillas, mientras inhalabas y exhalabas, por este orden siempre, los efluvios de esas plantas tan medicinales y terapéuticas que dices que te fumas, cuyos nombres botánicos desconozco y cuyos nombres vulgares es mejor no decir por pudor.

Bajo el sol, en el atardecer, bajo la luna, contemplando el horizonte del mar, las estrellas, las nubes, la flora, la fauna, la vida en definitiva, la vida, tu vida, esa vida a lo Paul Bowles que llevas.

Y yo aquí, con esta vida antipoética y vilmente prosaica que llevo, sobre todo hoy, esta vida a lo Curro Jiménez que llevo, o por mejor decir a lo Sancho Gracia cuando rodaba la serie Los camioneros, te acuerdas? Entre ruedas de caucho y grasa de coche, llaves inglesas y tornillos todo el día.

Dime, Bowles, super Bowles, tú llevas también el coche al taller?, y si lo llevas dime, no te parece algo superpulgar? Es muy de macho ibérico lo de llevar el coche al taller, verdad? Nada que ver con Tánger, la bohemia, la literatura y el arte. Me huele el cuerpo a taller, es alucinante, voy a darme una ducha con un gel de baño terapéutico y medicinal que he comprado a ver si se me quita esta peste, y luego voy a intentar escribir un poema a ver qué sale, pero sin forzarme, como por ver si tanta rueda ha matado mi hálito poético y espiritual, o si soy realmente incombustible. Para escribir el poema me pondré mi bata de seda china, por ver si me inspiro más, bueno, eso si no me la han robado todavía, y me prepararé un Kir Royale, supongo que sabrás lo que es eso…, o no?

El paseante

No hay comentarios:

Publicar un comentario