En realidad
una frontera bien definida entre lo femenino y lo masculino no creo que exista,
esa frontera no está sino en nuestra imaginación, si lo observamos
detenidamente fuera de las diferencias fisiológicas todos compartimos rasgos de
ambos sexos en mayor o menor medida, o mejor decir que fuera de lo fisiológico
no hay rasgos propiamente exclusivos de los sexos, tan sólo los genitales sí
suponen una diferencia, y en ocasiones incluso no resultan muy relevantes.
Se ve
claramente antes de la diferenciación sexual en la adolescencia, antes de la
irrupción de las hormonas organizándonos la vida y poniéndonos etiqueta, no
somos muy definidos, y esa indiferenciación hay quién la mantiene en la edad
adulta bien sea por una cuestión fisiológica u hormonal o por puro gusto.
En el puro
gusto es donde entraría a lo que me refiero, el look, significa que es algo
deseado, buscado, conseguido, un look como otro cualquiera.
En estado
puro el look andrógino es algo poco frecuente, téngase en cuenta que no es
querer aparecer como del otro sexo, sino simplemente difuminar la frontera y
jugar a la ambigüedad en el arreglo personal.
A mí me
resulta interesante la propuesta andrógina pero creo que hay que tener una
condiciones físicas de las que carezco, sin embargo David Bowie, maestro en el
tema, tenía unas condiciones físicas ideales, y el resultado fue muy revelador,
rompedor de etiquetas.
Cuando
nacemos nos cuelgan de la cuna una etiqueta que no nos abandona toda la vida, si
queremos cambiarla tenemos enfrente a toda la sociedad, la gente tiene miedo de
alguien sin etiqueta, no es de fiar, o con la etiqueta borrosa, o con la
etiqueta cambiada. Pero en realidad, como decía al principio, la frontera es
difusa, imprecisa, borrosa, somos nosotros los que la subrayamos por comodidad,
por sentirnos seguros aunque a veces esa seguridad no nos haga felices porque
la ambigüedad es una aventura, un probar algo que nos apetece para sentirnos
diferentes y experimentar nuevas sensaciones que modificarán nuestra forma de
pensar y ver el mundo
Masculino o
femenino, parece sólo hablar de sexo, pero los dos polos significan mucho más
que el sexo, marcan la vida de las personas, las aprisionan con frecuencia
dentro de un rol, salirnos de ese molde, romper esquemas es el primer paso para
comprender otras esferas de la realidad opuestas por pura autosatisfacción si
esa necesidad se tiene.
El paseante
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