Interior de la casa de Bob en Provenza. Foto gentileza de Bob Curtis. |
Querido Bob:
Gracias por
tus cartas y por tu seguimiento del blog, realmente debe ser mágico el lugar en
el que te encuentras, me alegra además que sirva para ese reencuentro contigo
mismo que tan fundamental es en nuestra vida, me gustó especialmente cómo
describes la experiencia gastronómica en esa pequeña taberna con tan buena
cocina, realmente transmites el éxtasis que con la degustación del arte
culinario se puede alcanzar, todo un clímax muy bien descrito, se vive la
experiencia cuando lo lees.
En otro
plano bien diferente, pero dentro del mismo estilo de escritura tan rico, se
encuentra la introspección que haces respecto a tu persona y el anclaje
emocional al que llegas contigo mismo, entiendo que propiciado por ese entorno
que te cautiva y exalta, muy destacable igualmente y muy en sintonía ambos
escritos, realmente uno se mete en tu piel y siente lo que tú sientes, se vive
la experiencia.
En cuanto a
tu última carta va en el mismo sentido, una recreación de tu momento vital en
el cual tienes, por decirlo de alguna manera, un éxtasis místico de
arrobamiento más allá de la contingencia de la vida, elevándote a un plano
superior en el cual transmites la cenestesia de los sentidos que te acontece y
traspone a un plano metafísico de gran calado intelectual y espiritual.
Quizás el
choque de tu mente anglosajona con la fuerza de la vida en la cultura
mediterránea y su potente estética de plenitud y belleza unido a su trasfondo
literario-poético-filosófico y sensual, supongan un choque que te haya hecho
resucitar, si me permites la expresión, y reencontrarte con tu yo verdadero,
despertando de tu letargo.
Espero que
las traducciones que he hecho de tus escritos estén a la altura, a veces no es
fácil dada la riqueza y complejidad de tus pensamientos.
El paseante
desde Madrid
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