Dos películas de la semana en la misma semana de nuevo, este
blog está perdiendo el norte, o no tanto, a veces las necesidades vienen por
impulsos irrefrenables, y la de ver buen cine es una de ellas, me encantan las
películas de yuppies en New York, me fijo en sus pisos, su vestimenta, sus
costumbres, sus hábitos de vida, los lugares a los que van, su mentalidad un
tanto infantiloide como de niños malcriados, su mundo tan ficticio, tan alejado
de la realidad de la mayoría de los mortales, ese microcosmos yuppie, epítome
del desarrollismo consumista y de la especulación capitalista que alienta a
estos niños malcriados de la economía de mercado especulativa me encanta, es
como asomarse a la decadencia del imperio romano, ya tocan las trompetas del
apocalipsis me digo, pero me lo vengo diciendo desde 1990 año en que se estrenó
la película, y todo sigue parecido o peor.
Mi personaje favorito es el malo, realmente borda su papel,
sin él la película se caería, el protagonista creo que es en realidad él y no
la pareja protagonista, es un malo como son los malos en realidad, malo a
tontas y a locas, malo por equivocación, malo por su mala cabeza, genial, y una
vez enfangado en su maldad más malo que el malo peor de la historia, real como
la vida misma, se identifica uno con este malo tan patoso, frívolo,
insustancial, tan niño que parece un juego el daño que hace, un daño por otro
lado que da pie a una de las películas más bonitas de la historia, clásico
indiscutible de la comedia romántica, subapartado imprescindibles según la
clasificación del quiosquero de mi barrio.
También me entusiasma el loft, el vestuario, incluido el que
Whoopi Goldberg, el mobiliario de la oficina, hasta la infravivienda del
asesino, es todo genial.
Casi ya no me fijo en la historia de amor más allá de la
muerte, por cierto, creo que es el guión más genial de la historia del cine,
mezcla todo, originalísimo, bien a las claras se ve que el pilar fundacional de
toda película es su guión y que sin un buen guión es difícil que haya una buena
película.
El paseante
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