A veces es mejor comprarse un dvd en un quiosco de
periódicos que ir al cine, tenía ganas de volver a ver esta película, aunque la
he visto varias veces el cine que te gusta siempre te resulta interesante,
encuentras nuevos matices, te fijas en cosas nuevas, a lo largo de tu vida y de
tus estados de ánimo va cambiando tu visión de la película, las películas como
los libros o las pinturas, también la música, te sugieren cosas distintas en
función del momento que vives, de quién eres en cada etapa de tu vida, además
estas comedias románticas, o al menos así la tenían clasificada en el quiosco
de periódicos, dentro además del subapartado imprescindibles, como decía, estas
comedias ligeras se dejan ver siempre con agrado independientemente de tus gustos
personales, porque tocan una fibra sensible que todos tenemos, la de los
sentimientos, un filón inagotable y además un tanto maltratado generalmente,
con lo cual ver en la pantalla la posibilidad de su realización te llena de
esperanza, o te hace recordar momentos vividos felices.
La película no tiene desperdicio, perfecta, parece americana
de lo perfecta que es, porque en este género de comedia romántica, subgénero
imprescindibles, los reyes son, indiscutiblemente, los americanos, tiene además
su parte de drama, tal y como la vida es.
Inenarrable la escena de la boda en la que el protagonista
deja tirada a la novia en pleno altar, hay detrás un guión de una creatividad y
un ingenio desbordantes, y unos actores ceñidos al papel como si fuera su
segunda piel, sin olvidar la música, tan apropiada y utilizada en los momentos
clave, tan oportuna, en fin una delicia para los sentidos, la inteligencia, la
sensibilidad, una película de una gran belleza estética y de un inteligente
sentido del humor muy british.
El paseante
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