327 - El desierto
Es el tiempo puro que me está
esperando
La muerte que me agita
El silencio
El sol agigantado, gigante
inmenso
El calor que me sofoca
La noche que no llega
¿En dónde encontraré ya nunca
tu mirada?
Desde qué cielo bajará tu
sonrisa hacia mí
Y el canto de tu voz que
llenaba de sonidos el espacio de mi dicha
¿Cuándo acabará esta desventura?
La vida sin ti ya siempre
Ese desierto lleno de luz
inacabable
Insoportable luz
Que ya no te ilumina
328 - La luz de la tarde y tú
Era eterna la tarde, ¿sabes?
Eterna en su luz
Que iluminaba en todas sus
esquinas tu recuerdo
En todas las esquinas, las
fachadas
En todas las aceras
En el éter, en mí
La luz de la tarde era tu luz
Poco más apenas
Que esa luz que te iluminaba
Cuando estabas a mi lado
329 - Despertar
Creí que venía al paraíso
pero me equivocaba
Me engañaba
Anoche soñé con la luz, con
la vida, con el amor
Alguien me sonreía, me quería
Alguien me miraba, me besaba,
me susurraba bellas palabras
Pero aquello sólo era un
sueño
Luego desperté y nada era
igual
La vida había pasado
Se había marchado de mí
Yo ya no era joven
Estaba solo, no tenía amor
Nadie me amaba, a nadie amaba
Las personas queridas, mis
padres, se habían marchado ya
Pero anoche soñé con la luz,
con la vida, con el amor
Y pasaba por delante de mí
todo sin yo poder atraparlo
Se iba lejos de mí la luz, el
mundo, el planeta
Todo se iba alejando como en
un tránsito
Que no tenía fin pero que
para mí se acababa
Y desperté aún sin haber
querido despertar ya nunca
Anoche soñé que era libre,
feliz, eterno
330 - Poema para Pipi
Siempre dije que no eras un
gato
Que eras una persona
Bueno, ya quisieran las
personas ser como tú
Eras como deberían ser las
personas
Te apoyaste sobre mí con el
peso leve de tu cabeza
Rozándome apenas como si solo
el alma sobre mí apoyaras
Me elegiste, me quisiste,
sabías que te necesitaba
Mejor que yo lo sabías que no
lo sabía aún
Pero me fui dando cuenta
pronto
Testigo de mis desvelos, mis
afanes, mis luchas, mis sinsabores, mis titubeos
Testigo fuiste de mí con tu
mirada atenta
Y la suave caricia de tu
cabeza tierna apoyada apenas
Rozando apenas mi alma con tu
fuerza
Recuerdo tus suaves caricias
sobre mi cara con tu lengua
Tus cabezazos de cariño
contra mi cabeza, tus pequeños mordiscos en mi barbilla
Mostrando apenas todo tu
inmenso amor
Recuerdo tus maullidos, gato,
la casa está tan silenciosa sin ti
Esos maullidos que no me
dejaban dormir entonces
Y sin los cuales ahora no
duermo ya
Recuerdo, te recuerdo,
compañero de fatigas
Ayudándome con tu presencia
en la aventura de la vida, de esta vida
Siendo mi puerto seguro, mi
mirada firme, mi esperanza en el mañana, hoy desvanecida
Recuerdo sobre todo el tacto
de tu dulce cabecita buscando la caricia de mi mano siempre
Te recuerdo gato
331 - Mírate a ti misma luna
Mírate a ti misma perdida en el amanecer
huir del sol.
Mírate perdiendo tu reflejo de plata, tu
fulgor de nieve, tu halo de hermosura.
Mírate acabar perdida por entre un cielo
que deslumbra luz dorada.
Un cielo que no es ya tu cielo de plata
azul.
Que no tiene tu recogimiento, tu
romanticismo, tu espiritualidad.
Mírate luna un día más cómo el sol te
echa del firmamento.
Cómo los hombres dejamos de verte.
Cómo tus sombras, tus penumbras, tus
misterios, desparecen tras de ti.
Y mira como queda todo expuesto a la
cruda luz del día, a la cruda luz del sol que no engaña, donde nada puede
esconderse y todo es verdad.
Mírate perder el territorio de tus
incertidumbres, tus dudas, tus desasosiegos, el territorio de tu amor.
Mírate claudicar cada mañana y
abandonarnos si decir palabra, sin ninguna explicación.
Como si tu fracaso fuera nuestro
fracaso, como si tu huida fuera nuestra perdición.
¿Regresarás luna?
Te pregunto.
Y no me respondes nunca.
Es triste quererte tanto y no tener
nunca respuesta de ti, ¿sabes?
¿Lo has pensado?
Porque yo te quiero luna, ya lo sabes,
pero por si no lo recuerdas te lo repito.
Te quiero y espero siempre cada día al
atardecer que llegues junto a mí.
Para curarme las heridas y sentir tu
tacto puro sobre mi alma herida.
Tu tacto que todo lo cura, que todas las
heridas cicatriza.
Tu tacto.
Ese bálsamo de amor.
332 - Poema a un edificio
Este edificio es esencial
para mí
Entro en él y respiro su
perfume
El perfume de sus colores, de
su luz
De sus perspectivas, de sus
proporciones
De sus cielos abovedados
Del cielo azul colándose por
sus galerías
De los árboles de sus
jardines, del agua de sus fuentes
Entro en él y respiro su
esencia de ser vivo, de alma, de espíritu
Respiro sus pensamientos, su
dudas, sus alegrías y tristezas
Respiro su amor, su desamor,
Respiro el aroma que ha ido
dejando el tiempo al pasar por él
Y me sorprendo al verle como
si me encontrara un fantasma
Y cada vez que le vuelvo a
ver me siento feliz
Como quién se reencuentra con
un antiguo amor
Que no ve hace mucho tiempo y
del que sigue enamorado
Estoy enamorado de este
edificio
Habito en él como Jonás en el
estómago de la ballena
Sin saber si algún día
lograré salir de él
333 - Ensoñaciones
Letras, sílabas, palabras
Ensoñaciones
Líneas, párrafos, páginas
Ensoñaciones
Pensamientos, sentimientos, emociones
Ensoñaciones
Mentiras, verdades, historias
Ensoñaciones
Perderme, encontrarte, comprenderme
Ensoñaciones
Comprenderte, perdonarte, olvidarte
Ensoñaciones
Reencontrarte, amarte, odiarte
Ensoñaciones
Caminos, paisajes, continentes
Ensoñaciones
Auroras, ocasos, solsticios
Ensoñaciones
Perseguirte, encontrarte, besarte
Ensoñaciones
Soñar, despertar, añorar
Ensoñaciones
Viajar, navegar, volar
Ensoñaciones
Pasado, presente, futuro
Ensoñaciones
Perderte, perderte, perderte
Ensoñaciones
Llegar, encontrarme, marcharme
Ensoñaciones
334 - Vuelvo a casa al atardecer
Regreso hasta mi casa y dejo atrás la
ciudad, sus onduladas lomas llenas de edificios, sus calles llenas de tráfico
lento, sus luces de neón, sus escaparates, sus antenas, sus guardias de la
circulación, sus mendigos.
Regreso digo, peregrino de un mundo cada
día diferente, cambiante, del mundo opresivo de la prisa, la exigencia, la
competitividad.
Regreso a mi casa que es como una
pequeña jaula que cuelga del cielo, llena de libros, de cuadros, de fotos, de
recuerdos, restos de una vida, cúmulo de sentimientos, emociones, de pasado,
igual que yo, la casa, ese caparazón que nos contiene como si fuéramos un
caracol, la casa, que es como un envoltorio del alma, que la protege, la cuida,
la preserva del mundo, del mal, del dolor.
Regreso a casa al atardecer paseando lentamente
por entre las arboledas, subo a mi torre, cénit de mi vida, y contemplo caer la
noche desde mi atalaya que enfrenta la ciudad y la conquista con la mirada.
La ciudad a lo lejos va encendiendo sus
luces una a una, como un minueto lento, imprevisible, fugaz, tiembla en la
lejanía toda una letanía de diminutas estrellas que refulgen en Madrid,
que es como un cielo inverso, como un cielo reflejo del cielo.
Y a lo lejos, cerrando el escenario,
como si del entarimado de un teatro se tratara, se ven las montañas, lejanas y
solitarias, azules en el atardecer, mudas y olvidadas. Yo las contemplo con mi
mirada, gigantes que pueblan la noche, que vigilan con celo de monstruo la
ciudad que comienza a dormir.
Y luego todo se apaga, más tarde la
ciudad desaparece, se va, y quedo yo en mi jaula, suspendido del cielo, como un
astronauta perdido en cualquier galaxia, hasta que venga el amanecer a
rescatarme, y comience un día más a iluminar la ciudad con su manto de suave
luz, tenue despertar entre el rocío, la escarcha, el frío que viene de las
lejanas cumbres, que vigilantes también despiertan.
Y entonces el canto de un pájaro, de un
sólo pájaro, siempre el mismo cada mañana, viene a despertarme.
La ciudad, sí, la ciudad, siempre con
todos sus caminos abiertos, con todo su amor, con todo su tiempo esperándome
allá abajo, llamándome siempre aunque yo no quiera ir.
335 - La misa del sábado por la tarde en mi pueblo
Es el principal acto social de la semana
en mi pueblo, todo un acontecimiento, a las seis en invierno y a las ocho en
verano, misa del sábado por la tarde.
Los parroquianos, nunca mejor dicho, se
endomingan, o mejor, se ensabadizan, es decir, se ponen sus mejores galas,
hacen tertulia en el atrio de la
Iglesia, comentan las novedades de la semana, hacen planes
para la próxima, la luz del sol empieza a apagarse apenas y el pueblo va
recogiéndose en una quietud en la que sólo se oye el dulce sonido de la letanía
tierna de un búho, tal vez siempre el mismo búho, o tal vez sean varios, no lo
sé, va cayendo la letanía del búho a la par que va oscureciéndose el cielo,
refresca, el aire comienza a enfriarse como presagio del frío nocturno, y las
estrellas y la luna comienzan a salir al cielo como para dar las buenas noches.
El sol, en el cofín de la loma de la montaña
se va, esconde su globo de oro y tiembla su última luz en el aire de la tarde
convirtiéndolo en un éter entre azul y rosa.
Momento mágico, los parroquianos entran
en la Iglesia
y todo queda en silencio, se oye la voz del párroco dando la misa, las respuestas
de los feligreses a coro, los salmos, las canciones, el órgano suena y todo el
valle se llena de su música, el humo que sale de las chimeneas parece ascender
al son de los acordes del órgano.
Recogimiento invernal, noche de invierno
en mi pueblo, olor a leña, a tarde de cartas en el casino, a pan tierno recién
hecho en la tahona, a noche en la que canta el río su canción alegre entre los
membrillos, entre la hierbabuena y la albahaca, entre los jazmines y las
margaritas.
Y el pueblo escucha con gesto de
satisfecha complicidad cómo los feligreses rezan, cada sábado, las mismas
oraciones, entonando a Dios su canto de agradecimiento y alabanza, el pueblo
los abraza en su seno y los quiere.
Gracias Señor, un sábado más, la iglesia
está encendida...
336 - Oda a Narciso
Oh bello Narciso, en tu
reflejo contemplo mi reflejo
En tus labios siento el beso
de los míos
Y en tu mirada de amor me
contemplo enamorado
Narciso enamorado al fin de
mí mismo
Le complace a mi mirada tu
mirada
Eres tú mi espejo que eterno
busca su reflejo
Entre las últimas brumas del
jardín
Más allá de ti, más allá de
mí
Surge tu bella imagen por
entre las aguas reflejada
Perdido Narciso, olvidado,
ignoto
Te encuentro en el fondo en
mis sueños al anochecer
Cuando tu reflejo se
desvanece en las tinieblas
Y surge renacida tu alma en
mi alma
Fundidas en un juego de
espejos infinito
Detrás del cual estamos
escondidos
Fugitivos del mundo
Náufragos de la belleza
Tú y yo
337- ¿Amarte?
Bueno, yo necesito amarte, casi nada,
amarte, así dicho impresiona, pero lo necesito, te necesito, no sé si lo notas,
trato de disimularlo, me hace sentir débil necesitar amarte, y sobre todo y por
encima de todo, necesitar que me quieras, que me abraces, me comprendas, me
escuches, sentirte a mi lado al anochecer y por las noches durmiendo junto a mí
y poder abrazarte tiernamente mientras duermes, para así poder asomarme al
oleaje de tu sueño, a la pleamar de tu ternura, al cielo radiante de estrellas
de tu amor.
Me cuesta decírtelo, me da miedo que te
asuste tanta necesidad mía de amarte y que me dejes, y quedarme solo una vez
más, perdido en este mundo tan áspero, tan árido, tan inhóspito, volver al frío
mundo después de haber estado junto a ti es tarea que se me imagina imposible.
Necesito amarte incluso por encima de
que me ames, si tuviera que elegir sólo una de las dos cosas preferiría amarte
sin duda, porque que me amen sin yo amar no tiene sentido, pero si amo aunque
no me amen al menos juego con mi imaginación y me invento que me amas, y tal
vez me ames de verdad o no, pero da igual, lo que quiero es poder conjugar
contigo el verbo amar cada noche, recitar la tabla de multiplicar de nuestro
amor compartido juntos, pero si fuera que sólo yo te amara te la recitaría a ti
igualmente, sólo para que tú la oyeras noche tras noche.
Y cada noche de igual manera te pondría
en bandeja mi corazón para que hicieras con él lo que quisieras, otras veces
antes lo he hecho y tantas veces lo han lastimado...
Necesito amarte, me lo digo para no
tener que decírtelo porque me siento como un colegial tímido con tanto amor en
el corazón sin saber muy bien dónde ponerlo, en quién confiarlo, dónde
llevarlo, te tocó a ti por ahora o tal vez por siempre, según tú prefieras,
porque mi necesidad de amarte es ahora para siempre, ya lo sabes.
Pero no te asustes, no estoy loco,
simplemente te amo.
Y recuerda que necesito amarte, no sé si
al final te lo dije o no, no sé si me supe explicar y si quedó claro o no...
338 - Está nevando sobre Madrid
La nieve, la romántica nieve
Se arremolina en torno a mí
Como en un ballet de livianas
mariposas
Que aletean delicadamente
Suspendidas en el frío éter
de la mañana de invierno
Intento atrapar los copos
Que se me escapan como
flotantes nubes de algodón
Perecederos desaparecen al
poco de tocar el suelo
Y siguen cayendo sobre mí,
sobre el mundo, sobre todas las cosas
Incesantes
¿Estarán cayendo allá lejanos
sobre tu recuerdo?
Esta lluvia de copos me
envuelve el alma
Como un punteo de suaves
notas musicales
Que vuelan entre el gris del
cielo
Y mientras van componiendo la
melodía de esta mañana de invierno
Que mi alma, atenta enamorada
Escucha en silencio
339 - Poema de la reina de Saba
¿Dónde estarás tú que nunca te
encuentro?
¿Dónde tu sonrisa?
Tu mirada
Tu calma
¿Dónde está tu palabra?
¿En qué rincón del mundo te escondes?
Algún malentendido de estrellas
Algún equívoco de lunas
Algo hubo que nos separa
Y hace que no podamos nunca encontrarnos
Perdidos el uno del otro
Por entre las esquinas del mundo
En los umbrales del sueño
Sobre las nubes de plata
Caídos del cielo
Perpetuos
En la dulce desdicha
De este extraño destierro
La romántica luna (poemas 71 al final)
José Ramón Carballo
José Ramón Carballo
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