Miedo al
cambio, miedo a lo nuevo, miedo a los nuevos, inseguridad, incertidumbre,
pesimismo. A todos nos ha sucedido en ocasiones y creo que ahora le está
sucediendo a la clase política en general, especialmente a la oposición, pero
también al gobierno, es un periodo lleno de incertidumbres que se irán
despejando con el tiempo, hay que tratar de entender los cambios como
oportunidades de mejora y no como amenazas, España necesita transformaciones,
todo país las va necesitando con el paso del tiempo y si ha habido un cierto inmovilismo,
con más motivo.
Hay ahora
mismo mucho ladrido y mucha incomprensión, mucha exageración, mucho teatro del
malo, como un vodevil en ocasiones, una tragedia en otras, con frecuencia
mezclado lo uno y lo otro. Pero debemos tener calma los ciudadanos e ir
juzgando según vaya avanzando el gobierno, bloquear a priori, cortocircuitar,
pretender que no se gobierne, es lo peor que puede pasar porque perderemos la
capacidad de análisis, de prueba y error, empíricamente el inmovilismo conduce
a la extinción, en un sentido o en otro las cosas deben moverse, y eso a nivel
político corresponde a los gobiernos bajo el control de los otros poderes, pero
tratando de vivir y dejar vivir y, sobre todo, sin caer en la negatividad y el
nihilismo.
Creo que los
cambios que se están produciendo pueden permitir avances sociales, cambios de
cultura, modernizaciones, hacer de España un país más civilizado, ordenado y
vivible, poniéndolo en línea con países avanzados en cultura democrática,
igualdad social, ecología y respeto a otros seres vivos.
Hay bastante
polvo que sacudir, evidente, y muchas resistencias, pero los avances serán
imparables porque es la propia sociedad la que los demanda y sin ellos todo
será peor y España un lugar menos habitable, más infeliz y enfrentado.
Take it easy
que dicen los anglosajones, tómate las cosas por el lado fácil o
deportivamente, fíjate en que se presentan oportunidades de mejora, ejercitemos
la mente, hagamos gimnasia mental y aceptemos los retos.
El paseante
Sorry: yo ya caí en la negatividad y el nihilismo. Si se trata de políticos (todos burgueses por cierto) sé, sin margen de error, que no se preocuparán por las naciones, su crecimiento ni sus cambios.
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