El poder de lo decadente es el poder del recuerdo, aquello que no mira al futuro sino al pasado. Lo decadente tiene la belleza del paso del tiempo, una especie de pátina que vuelve hermoso todo en base al recuerdo que tenemos de ello, se basa en la remembranza, que no es sino una ensoñación.
Lo decadente es lo ya acabado, afuncional, inútil desde el punto de vista práctico y sólo útil intelectual y sentimentalmente, lo decadente es una reelaboración del objeto desde una perspectiva historicista que produce el placer de la recreación imaginativa de algo que fue útil necesario y actual en su época y ahora mismo ya no cumple esas funciones, ha decaído de su función y es rescatado para una mera función renovada, la del placer intelectual y sentimental de la averiguación imaginativa de cómo fue su vida, ese tiempo pasado en el que discurrió y fue actual, lo decadente es como una mancha de tinta que se extiende al pasado y pone una pátina de belleza a lo único, acabado e irrepetible de ese pasado.
Cualquier tiempo pasado fue mejor, parece decirnos lo decadente, al menos más hermoso, más estético, más armonioso, siempre y cuando no fuera cruel, lo decadente salva del pasado su parte amable, como si de una ilustración de un libro de historia, colectiva o personal, se tratase, y nos lo muestra con una media sonrisa de ensueño que parece querer despertarnos a una conciencia de atemporalidad espiritual que nos conecte con la inmortalidad
EL PASEANTE
Las ensoñaciones sólo son del paseante? A medida que lo decadente se junta con lo actual, nuestra vida se va acabando. Es trágico y bello a la vez. Sabes quién es MARIACASENALL?
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