El poder del yo es siempre un poder hacia adentro, no interior sino hacia adentro, es decir, lo tomamos del exterior y no del interior, la fuerza del yo viene de la vida, del entorno, de los demás, el hombre sin lo que hay fuera no sólo no tendría poder sino que no existiría, el hombre se hace de lo que le rodea que le va modelando como si fuera de arcilla y de ahí deriva su poder interior que le es dado quiera o no en su lucha, como una dádiva involuntaria, no buscada.
El yo con frecuencia se convierte en nuestro propio maltratador, abusa de uno, porque una cosa es el yo que te tiraniza y otra diferente eres tú, el yo es una especie de jinete que te dirige y al que no ves, te crees que galopas por donde quieres pero es él quién te dirige y esclaviza sin ser tú consciente de ello.
El paseante
No estoy muy convencida de que seamos nosotros y nuestras circunstancias. Desafío a grandes filósofos con esta afirmación, pero la vida me mostró que estoy sola, conmigo misma y nadie más. Aunque sueno contradictorio, mi YO es fuerte porque desconozco el exterior.
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