domingo, 29 de noviembre de 2015

La llegada de Chico a casa.




Pues Bety, qué quieres que te diga?, somos un calco, en ti veo como más positivo los hijos que tienes y el lugar donde vives, esa soledad se vería agravada si no tuvieras hijos y si vivieras en una ciudad grande como Madrid, te lo garantizo, tu reflexión es la ya famosa derrota aceptada, es decir, viene pareja a la edad, se descubre lo que es en verdad la vida y eso nos decepciona, nada más, hayamos hecho lo que hayamos hecho da igual, aunque tuviéramos todo al 100% nos sentiríamos igual, insatisfacción porque la vida siempre resulta insuficiente no tanto por ella misma sino por nosotros, es una cuestión de punto de vista, mira, te hago una reflexión, recientemente recogí un gatito en el pueblo, una noche en que ya comenzaba a refrescar regresaba de dar el paseo con los perritos, al llegar a la puerta de casa Thai se paró enfrente y no quería avanzar, me señalaba algo, como es la protectora de los gatos abandonados y de los animalitos indefensos me fijé y resultó que detrás de la barandilla que tiene la calle, al filo del desnivel, había un diminuto bebé de gato negro que cuando me acerqué ronroneó de placer sonoramente, le metí en casa pensando en la bronca que me echaría mi madre cuando se lo contara (otra carga más, estás loco), no tenía claro si sólo lo tendría durante los días que estuviera allí (los gatitos en mi pueblo están muy cuidados) o me lo traería a Madrid, pues imagina, el gatito desplegó todas sus artes de seducción, comenzando por seguirme allá donde fuera en la casa, se convirtió en mi sombra, subía y bajaba las escaleras detrás de mí las veces que fuera necesario, me hacía gracia verle dar saltos de escalón a escalón con tanto ahínco, perseguía a Lobi que miedoso huía de él y se escondía, y ya la primera noche durmió con nosotros como si nos conociera de toda la vida regalándonos su sonoro ronroneo, todo esto te lo cuento porque el gatito sigue, cómo no, con nosotros, ahora es compañero de juegos de Negrito, el otro gato que recogí hace años también, me fijo en el gatito y me sonrío, qué optimista es el tío, me digo, infatigable, y por qué?, simplemente porque la vida para él es una novedad, la está descubriendo, sin embargo para nosotros la vida ya no tiene misterio.

Bss,

jr

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