miércoles, 11 de febrero de 2015

Carta de amor universal con motivo del día de los enamorados.




Todos los tópicos son pocos para elogiar el amor, igualmente para denostarlo, no se comprende si no estás enamorado tanto desvarío, desde la cordura la locura no se entiende, cuando lo has tenido y lo has perdido te faltará ya siempre algo, te sentirás como huérfano, casual es su llegada, casual su partida, amor y mortaja del cielo bajan dice el refrán, o algo parecido, generalmente nadie entiende de qué se enamora uno , qué ve en el otro para enamorarse de él, y si a uno le preguntan sin embargo mil razones le vienen a la cabeza y se le agolpan mil motivos que hacen a su amado adorable, incomprensible la elección del sujeto amado es casi siempre para los demás.
Uno tiene tendencia natural a enamorarse, es algo instintivo, parece uno programado para enamorarse desde la cuna, y no sólo para enamorarse en general sino para enamorarse de alguien en concreto, de un tipo de persona con unas características determinadas, el éxito en el amor depende de lo convenientes para uno que sean esas características del otro que se prefieren y viceversa, complicado, también dicen que el amor se acaba, que no dura siempre, aunque así nos parezca al enamorarnos, al niño la vida y al enamorado el amor les parece que son para siempre, ni se plantean siquiera su caducidad, incompatible con la niñez y con el enamoramiento es cualquier horizonte temporal que no sea ilimitado.
Desde siempre el amor ha sido objeto de debate, controversia, la poesía, la literatura, el ensayo, la psicología, han hablado sobre el amor, el cine también, el cine sobre todo ha tenido ahí su gran filón, nada como una buena película romántica para recuperar la fe en el amor, reconforta ver en la pantalla el amor idealizado aunque con frecuencia luego se pasa mal porque el amor termina con frecuencia y por culpa de una de las dos partes generalmente, muy difícil converger en el desenamoramiento tal y como se convergió en el amor.
La antítesis del amor es el desamor, que nada tiene que ver con la indiferencia, indiferente nos es la gente en general, el antiguo amado nunca podrá llegar a ser para nosotros totalmente indiferente, queda un rescoldo de algo, de odio entreverado aún de amor, de un resto de amor, odio por lo que consideramos con frecuencia una decepción o una traición, una pérdida de confianza, de intimidad, que nos hace sentirnos vulnerables hasta que recobramos la confianza en nosotros mismos y en los demás volviéndonos a enamorar, porque el amor nos hace confiar en todo, estar optimistas, tener fe en el futuro, ser felices, los momentos compartidos junto al amado nos hacen ser felices sin necesitar nada más, y junto a él el tiempo no existe, adquiere otra dimensión, es como si su compañía alimentara nuestro espíritu, como si estuviéramos en presencia de Dios, y es que Dios es el supremo amor, incondicional y eterno, y ha querido que pudiéramos conocerlo haciéndonos capaces de enamorarnos, de ahí que cuando estamos enamorados nos sintamos como dioses.

El paseante



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