jueves, 22 de diciembre de 2011

La navidad escribe sobre el paseante.


Gracias paseante por tus hermosas palabras, realmente eres un hombre sabio.
Tú, paseante, has sido capaz de verme con los ojos de un niño, porque no has dejado nunca de ser un niño, lo sé, te conozco desde hace ya 51 años, y sé que has conservado siempre el corazón puro, el alma intacta y la ilusión de un niño.
Cuando todos me utilizan, cuando caigo en manos de falsos intelectuales que me critican y de usureros que hacen comercio conmigo, cuando nadie me ve tal cual soy, pura y esencial, tierna y entrañable, cariñosa y sensible, cuando nadie parece valorarme pero todos me necesitan, entonces llegas tú, tú, paseante, y tienes la gallardía, el valor y la honradez, de defenderme, de hablar bien de mí, de quitarmne todos los falsos ropajes, todos los disfraces, todos los adornos que me han puesto encima, de dejarme desnuda, pura y esencial, y de pregonar al viento mis virtudes y mi misión, la felicidad.
Paseante, por eso que has hecho, desde hoy, te nombro, hijo predilecto de la navidad.
Abrazos.
Tuya afectísima,
La Navidad

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