miércoles, 21 de diciembre de 2011

El edificio y yo.


Este edificio es esencial para mí.
Entro en él y respiro su perfume, el perfume de sus colores, de su luz, de sus perspectivas, de sus proporciones, de sus cielos abovedados, del cielo azul colándose por sus galerías, de los árboles de sus jardines, del agua de su fuentes.
Entro en él y respiro su esencia de ser vivo, de alma, de espíritu, respiro sus pensamientos, su dudas, sus alegrías y tristezas, respiro su amor, su desamor, respiro el aroma que ha ido dejando el tiempo al pasar por él, y me sorprendo al verle como si me encontrara un fantasma, y cada vez que le vuelvo a ver me siento feliz, como quién se reencuentra con un antiguo amor que no ve hace mucho tiempo y del que sigue enamorado.
Estoy enamorado de este edificio.
Habito en él como Jonás en el estómago de la ballena, sin saber si algún día lograré salir de él.

el paseante

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