jueves, 22 de diciembre de 2011

The building, one more time...


Es como una obsesión, este edificio me tiene enamorado, estoy atrapado en él, llega la hora de irme a casa y no me quiero marchar, ¿será ésta mi nueva casa?
El edificio, the building, as you like..., es poco práctico como lugar de trabajo, está concebido en otra época y para otros usos, y además está concebido principalmente para ser contemplado, para el recreo de la vista, prima la estética sobre la funcionalidad, algo que suele suceder cuando el arquitecto es más un esteta que un técnico.
Los pasillos son fríos, está lleno de corrientes de aire, debe ser costosísimo de mantener, en fin, es como trabajar dentro de una catedral, algo poco operativo, pero pese a todo lo prefiero, prefiero estar dentro de algo tan hermoso, recreándome la vista a cada momento, contemplando los detalles, las fantasías, los caprichos de la creatividad desbordada de un artista, de un creador.
Porque eso es el edificio, un capricho, una poesía escrita en piedra y cristal, un desbordamiento de la imaginación, un fuego de artificio de la creatividad.
Ni como hospital sería práctico este edificio, es un edificio para contemplarlo, no para vivirlo, es un decorado de ópera, un escenario de cuento de hadas, un castillo encantado.
Un sueño de la fantasía.
el paseante


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