miércoles, 14 de diciembre de 2011

Erguidas las palabras...


Erguidas las palabras me amenazan desde el lenguaje como los molinos a Don Quijote, quiero escapar de ellas pero es inútil, me persiguen donde vaya y me desafían, pueblan mi cabeza de conceptos, de frases, de aventuras, y me hacen enloquecer.
Yo las amo cual gigantes que mueven mi imaginación como los molinos mueven sus aspas, y descubro siempre junto a ellas otro yo diferente de mí mismo, un nuevo yo hasta ahora ignorado, un yo aventurero e intrépido, sin miedo, que es capaz de enfrentarse a todo desde el lenguaje, que todo lo puede, todo lo posee, todo lo alcanza, desde las palabras.
Un nuevo yo cada día lleno de palabras que fantasea con la idea de ser alguien diferente y nuevo a cada momento, y se enfrenta a la vida desde una nueva máscara a cada instante.
Divertidas las palabras me invitan a pronunciarlas con la imaginación y van entrelazándose formando frases, párrafos, historias, situaciones, desenlaces, prólogos y epílogos, todo un universo lleno de palabras, paralelo al real y más real para mí que el mundo verdadero, un mundo en el que yo reino, soberano absoluto de las palabras que obedientes obedecen mis órdenes sin rechistar.
Erguidas las palabras me persiguen y no puedo escapar.
el paseante

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