El libro se
deja leer bien, pocas novedades, alguna situación sorprendente, un toque algo
cutre, incluso carcelario, alejado del glamour que se le supone a Ibiza, el
tema droga lo invade todo, es como una sombra alargada que lo ensombrece todo,
salvo eso hay un cierto cosmopolitismo cateto al mismo tiempo, también una
falta de análisis del porqué de Ibiza, lo esencial se escapa al libro, en mi
opinión.
No deja de
ser un reflejo del autor, tanto su peripecia ibicenca como su reflejo en el
libro, una vez terminado uno piensa que no fue para tanto, choca pensar que
alguien que vivió los comienzos del boom de la isla no tuviera el enganche
suficiente con ella como para quedarse, Ibiza es, pese a todo, fascinante
siempre para alguien como yo.
Al autor lo
escuché en ocasiones disertar sobre drogas en tv, se hizo un nombre oponiéndose
a la estigmatización indiscriminada de las mismas, un gurú de las drogas,
experto, creo recordar que decía haberlas probado todas, escribió tres tomos
sobre la historia de las drogas, y recientemente otro mamotreto sobre los
enemigos del comercio, es decir, el marxismo.
No me ha
producido mayor entusiasmo el libro en tanto que quién lo escribe no lo tiene,
mi deseo de leerlo tenía otra expectativa, reconocer en sus páginas algo o
mucho de mi experiencia en la isla, pero no, lo mismo podía versar sobre Ibiza
que sobre Campo de Criptana, dicho sea con el debido respeto, Ibiza no está en
sus páginas, se quedó fuera, lejos, es mi opinión.
El que no
conozca la isla y pretenda leerlo no creo que lo termine, y al que la conozca más
o menos bien le va a parecer como beber agua después de haber probado el licor
de hierbas ibicencas.
El paseante
Recuerdo la descripción de los palmares de Ibiza. Alguien que describe así un palmar, conoce perfectamente la isla. Chau libro: "- ... no superarás al paseante en conocimiento de Ibiza".
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