Puff, tema
peliagudo éste donde los haya, de difícil solución y dudoso equilibrio, mucha
subjetividad de por medio, mucho relativismo, imprecisión, es decir, según se
mire, como todo en cuestiones de elegancia, realmente dónde está la frontera
entre el buen gusto y el mal gusto, se trata de algo convencional, generalmente
aceptado, o por el contrario son todo subjetividades, lo que está claro es que
hay tendencias, podrían hacerse encuestas sobre aspectos puntuales y analizar
estadísticamente los resultados y éste es uno de los más polémicos sin duda, el
botón desabrochado de la camisa, uno, dos, tres, cuántos?
En mi
juventud tuve un jefe de pelo afro y pelo en pecho que llevaba la camisa desabrochada
hasta casi el ombligo y adornaba tan generosa apertura con unas cadenas gruesas
de oro. Pues bien, si eso lo vemos en una pasarela de moda masculina como
propuesta de un gran diseñador seguro que marca tendencia y hasta habría quién
se hiciera injerto de vello pectoral.
A mí me
parecía hortera, pero he de reconocer visto en perspectiva que le daba un aire
de playboy o de latin lover un tanto chulesco muy acorde con su personalidad
arrolladora, vamos, todo un personaje, y hay que tener en cuenta que en la moda
el punto de partida es ser coherente con uno mismo y que lo que eres por dentro
se refleje por fuera, dejarse llevar por nuestra personalidad y no forzar el
seguir la moda o no seguirla compulsivamente sino traer lo que esté de moda a
tu estilo, personalidad, gusto. Aunque para el puesto que ocupaba y un ambiente
de oficina ese look es totalmente inapropiado, pero eso es más contextual que
puramente estético.
Rememorando
ahora a aquel hombre he de decir que cumplía con esas premisas de la coherencia
indumentaria, si bien, y pese a ello, le hubiera quedado de perlas un traje
azul oscuro, una camisa blanca y una corbata clásica con mocasines y cinturón a
juego, entonces sí hubiera ido elegante según mi opinión, pero hubiera dejado
de ser él, prostituyendo su esencia tan pura de latin lover o chulo de topless,
incluso su cabellera afro y su tez moruna hubieran contrastado sabiamente con
ese estilismo clásico potenciándole de manera tácita aún más el efecto llamada
de la selva que él pretendía supongo despertar mostrando su pecho lobo de forma
tan explícita.
Es hablar
por hablar, en mi opinión dos botones desabrochados es lo máximo, tres como
mucho en ambientes muy distendidos y veraniegos, en ambientes más serios sólo
uno.
Pura
etiqueta, me imagino como dress code de una boda un solo botón desabrochado en
lugar del traje, smoking o chaqué, tendría gracia, y luego va y aparece uno en
plan Toni Manero en Fiebre del sábado noche, sería un escándalo, o no?
Pero digamos
algo del modelo de la imagen, va muy bien, muy neat que dirían los ingleses,
con ese aire tan limpio y pudoroso a la vez que saludable, como emanando
alrededor una energía fresca, joven, vigorosa, de estar en forma física y
psíquicamente, impactante, arrolladoramente atractivo, pues bien, el punto
justo, un botón desabrochado en una camisa de corte clásico como si se hubiera
acabado que quitar la corbata no más, tan diferente a aquél jefe mío del pelo
afro.
El paseante
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