El
problema del pensamiento es el precedente, con el paso de los años nuestro
pensamiento se llena de precedentes, experiencias, lecciones, aprendizajes,
quedan grabados a fuego en el pensamiento, y es difícil romper con todo eso
porque la mente nos dice que es arriesgado no haber aprendido la lección y
obrar con arreglo a ello, romper la tendencia supone asumir un riesgo y produce
miedo.
El
problema principal es la tendencia expansiva o vocación universal de nuestro
pensamiento, el cual pasa la anécdota con frecuencia a la categoría del todo y
ahí viene el proceso de ultracongelación de la realidad desde la óptica de
nuestros pensamientos que inamovibles hacen que actuemos realmente como
autómatas programados, es precisamente la incapacidad de ir experimentando,
romper el hielo y probar nuevos enfoques lo que hace que no avancemos ni
individual ni globalmente, romper con el precedente no es fácil pero se
simplifica bastante el proceso de ruptura si analizamos con detalle las
peculiaridades de cada caso y no extendemos los pensamientos del pasado como
una mancha de aceite al presente y al futuro, algo que si bien de entrada es
más cómodo a la larga nos deja inmóviles, sin capacidad para afrontar nuevas
vivencias y proyectos, parece como si la vida con el paso de los años se fuera
adelgazando precisamente por ese factor pensamiento, dejar la mente en blanco
frente a las decisiones y la búsqueda de alternativas es difícil porque el
pensamiento nos educa y reeduca continuamente en base a las experiencias
pasadas cada vez más numerosas cuanta más edad tenemos, romper este círculo
maléfico hace que rejuvenezcamos y la vida resulte algo más variado, interesante
y lleno de posibilidades, y algo más lleno de sabiduría y vacío de miedos.
El
paseante
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