viernes, 27 de enero de 2017

La derrota aceptada otra vez...





Bety, de verdad piensas las cosas que dices de mí o es por adularme?
Creo que si no es por adularme me tienes idealizado de una manera irreal, no soy para tanto, más bien poca cosa, y no te lo digo por falsa humildad, bien sabes que no es mi estilo, la verdad es que cada vez me considero menos, miro hacia atrás y me digo: caramba chico eras alguien y te fuiste convirtiendo en nada, yo era alguien en tanto en cuanto me consideraba alguien, ahora me voy considerando cada vez menos y soy casi nada, creo que entenderás a lo que me refiero.
El tema de la aventura de vivir es una línea ascendente que en algún momento comienza a declinar, y no me estoy refiriendo a logros sino a fuerza, ímpetu, lucha, creencias, todo eso va pasando y comenzamos a decaer, es simplemente ley de vida, puedes intentar ir parcheando, cambiando tus prioridades, centrándote en las pequeñas cosas, llevando una vida más tranquila, decir no a la decadencia con sucedáneos, pero la decadencia quieras o no va a seguir estando allí porque antes que mental es física, no tanto por falta de fuerzas sino por falta de hormonas, nos gobiernan las hormonas y con la edad esas drogas desaparecen de nuestro organismo y nos convierten en seres un tanto inertes paulatinamente.
Yo me cansé hace algún tiempo de tanta lucha inútil, si hubiera servido para algo aparte de para conseguirme un cierto nivel de bienestar, pero todo mi idealismo por cambiar las cosas, mejorarlas, hacer que funcionen, todo mi idealismo por mi crecimiento espiritual, físico, mental, terminó en el convencimiento de que yo solo no era suficiente para luchar contra el todo y que la mayoría no va por esos derroteros sino por el lado fácil de la ambición y la manipulación, ésos son los que al final nos gobiernan a todos y acaban con los proyectos válidos y razonables en cualquier ámbito, el pensamiento frente a la fuerza que siempre gana.
Te puede parecer esto que digo muy negativo pero ya sabes cuál ha sido mi trayectoria y entenderás bien a qué me estoy refiriendo, a mis 56 se me acabaron las pilas, lo reconozco y creo que tú estás parecido, lo cual me hace pensar que el problema además de cómo están las cosas es también nuestro, tal vez si nos devolvieran a los 25 veríamos el mundo muy diferente, con más ignorancia pero también con más optimismo.

(luego sigo)


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