297 - Escribo amor
Escribo amor por las paredes
como un loco
Escribo amor sin escribir
palabra
Escribo la idea amor, el
concepto amor, el sentimiento amor
Y huyo a la carrera por si me
atrapan
Reo de haber escrito amor
Aún sin escribirlo
Sólo con pensarlo
En todas las paredes de la
ciudad
298 - Tanto amor
Sabes, creo que el amor me
acabará matando
Moriré lentamente de amor
De una enfermedad incurable
llamada amor
Amor por todo y por todos
Inmenso, eterno, infinito
amor
Amor por el gatito del
mendigo
Al cual rescataría de su
explotación, de su miseria
Amor por los niños enfermos,
abandonados, hambrientos
Amor por los que sufren, los
necesitados, los oprimidos
¿Qué hago con tanto amor?
¿Qué hago con todo ese amor
que me derrumba?
Con el que no sé construir
nada salvo más amor
Me pregunto dónde irá a parar
todo mi amor
Que a nadie llega, que queda
en mí
Y me ahoga de emoción
Ese amor irrealizado, ideal,
sustancia última de mí
No soy sino amor
De amor estoy hecho
Un amor que me engaña con
inverosímiles ilusiones
Irrealizadas todas
Que van quedando atrás día
tras día
Olvidadas en el paraíso de mi
corazón
299 - Ángel por ti
Fui ángel por ti una vez
Cuando tú me elegiste con tu amor
Ángel igual a los otros ángeles
Igual a los ángeles todos del cielo
Igual a ti
Y desperté del sueño de ti un día
Y dejé de ser ángel ya por siempre
Exiliado de la corte celestial
En la que tú habitas
Contemplo tu belleza
Entre la eternas colinas, cimas inmensas
Entre las nubes que como rocas etéreas
Pueblan el cielo de mis sueños
Te fuiste de mí a tu nube de etéreo
brillo
Y por entre el sol reflejo de luz
Parece brillar aún lejana
La esperanza del reencuentro
Que como un sueño
Entrelaza las nubes con dulces palabras
de amor
300 - La última rosa del jardín
Se acabaron las rosas del jardín, se
marcharon hace tiempo todas, se marchitó su hermosura, desaparecieron, ¿dónde
van las rosas cuando desaparecen?, ¿hay un cielo para las rosas?, espero que
todas estén en el cielo siempre vivas, siempre hermosas, que en el cielo
siempre sea primavera, y brille el sol, la ilusión y el amor, y que allá arriba
estén esperándonos todas las rosas del mundo.
La última rosa del jardín ha llegado
hasta el invierno, pura, hermosa, inmaterial, esencial en su belleza de concepto,
bella en su esencia de idea, suspendida del cielo gris del invierno, resiste
las primeras nevadas solitaria, resiste la partida de las otras rosas sus
compañeras, resiste el viento del norte, las noches de cristal, la luna afilada
como un cuchillo, el sol que apenas calienta ya.
Compañera de las estrellas por las
noches, eleva su pensamiento hasta las lejanas galaxias del firmamento, donde
pronto estará brillando como una estrella más.
La última rosa que parece despedirse de
mí para siempre a cada momento, recordándome con su belleza inmaculada la
fugacidad de todo, la fugacidad de la vida, el eterno retorno, la vuelta a
empezar.
Compañera de ella, otra rosa vendrá a
ocupar su lugar la próxima primavera y me adormecerá al atardecer con su
deliciosa fragancia, con su perfume de flor que hace respirar la esencia del
amor.
Te quiero rosa y siempre te llevaré en
mi corazón,
301 - Melancolía
Si la muerte fuera algo tan
bello como un acorde prolongado, como un arpa que apenas hace sonar su delicada
armonía, como una flauta lejana que anunciara la cercanía del paraíso, como una
trompeta que cantara la dicha del reencuentro con Dios.
Si la muerte fuera algo tan bello...
Si la muerte fuera algo tan bello como una música, si la muerte fuera algo como la llegada a una sala de conciertos en la cual estuviera la orquesta tocando, y allí uno se sentara a oír el concierto sin más..., y se fuera quedando dormido entre las dulces armonías de una bella canción.
Si la muerte fuera eso, sólo eso...
Algo envolventemente placentero, como un abrazo de amor, tierno como el dulce beso del amante, sublime como la pasión, algo deliciosamente elevado, puro y eterno.
¿Es algo así la muerte tal vez?
Vuelve a mí el acorde, vuelve a mí el arpegio, repetido en una emoción que nace desde mí, que soy yo, instrumento final de la orquesta, resuena la música dentro de mi alma y vibran sus desnudas, descarnadas, temblorosas cuerdas, haciendo tocar en mi alma la más deliciosa y emocionante partitura de la feliz dicha de una vida que va quedando atrás.
Una música que todo el universo lo contiene, que toda la emoción la renueva, que todo el sentimiento lo traspone, para llevarme a un más allá en el que siempre quise estar, el más allá, perfecto paraíso de mi reencuentro con Dios.
Si la muerte fuera algo tan bello...
Tan bello como el reencuentro con Dios.
Si la muerte fuera algo tan bello...
Si la muerte fuera algo tan bello como una música, si la muerte fuera algo como la llegada a una sala de conciertos en la cual estuviera la orquesta tocando, y allí uno se sentara a oír el concierto sin más..., y se fuera quedando dormido entre las dulces armonías de una bella canción.
Si la muerte fuera eso, sólo eso...
Algo envolventemente placentero, como un abrazo de amor, tierno como el dulce beso del amante, sublime como la pasión, algo deliciosamente elevado, puro y eterno.
¿Es algo así la muerte tal vez?
Vuelve a mí el acorde, vuelve a mí el arpegio, repetido en una emoción que nace desde mí, que soy yo, instrumento final de la orquesta, resuena la música dentro de mi alma y vibran sus desnudas, descarnadas, temblorosas cuerdas, haciendo tocar en mi alma la más deliciosa y emocionante partitura de la feliz dicha de una vida que va quedando atrás.
Una música que todo el universo lo contiene, que toda la emoción la renueva, que todo el sentimiento lo traspone, para llevarme a un más allá en el que siempre quise estar, el más allá, perfecto paraíso de mi reencuentro con Dios.
Si la muerte fuera algo tan bello...
Tan bello como el reencuentro con Dios.
302 - ¿Para siempre?
Pasa el niño junto a mí de la
mano del padre bajo el sol de la mañana.
La calle aún está vacía, llena sólo de coches aparcados.
El niño pregunta al padre súbitamente: Papá, dime, ¿y se ha muerto para siempre?
El padre le responde con voz bondadosa: sí, hijo, se ha muerto para siempre.
Y la pregunta queda suspendida en el aire frío de la mañana, pegada a los árboles, al seto del jardín, detenida entre los coches aparcados, suspendida en el campanario de la iglesia.
La pregunta no sabe dónde ir.
El niño, siempre el niño, ese poeta involuntario de la vida, poeta de preguntas sin respuesta, el alma pura del niño que no es sino el alma de Dios.
No comprendemos al niño porque no comprendemos a Dios.
Tampoco comprendemos al adulto porque no comprendemos que dentro lleva aún un niño.
El niño va preguntando por la vida pero no pretende obtener respuesta, él ya sabe la respuesta, pregunta sólo por comprobar qué respondemos, por ver si tenemos alguna respuesta.
El niño con el alma pura de Dios aún dentro.
El niño anticipándose al poeta siempre, más poeta que el poeta, más Dios que el mismo Dios.
La calle aún está vacía, llena sólo de coches aparcados.
El niño pregunta al padre súbitamente: Papá, dime, ¿y se ha muerto para siempre?
El padre le responde con voz bondadosa: sí, hijo, se ha muerto para siempre.
Y la pregunta queda suspendida en el aire frío de la mañana, pegada a los árboles, al seto del jardín, detenida entre los coches aparcados, suspendida en el campanario de la iglesia.
La pregunta no sabe dónde ir.
El niño, siempre el niño, ese poeta involuntario de la vida, poeta de preguntas sin respuesta, el alma pura del niño que no es sino el alma de Dios.
No comprendemos al niño porque no comprendemos a Dios.
Tampoco comprendemos al adulto porque no comprendemos que dentro lleva aún un niño.
El niño va preguntando por la vida pero no pretende obtener respuesta, él ya sabe la respuesta, pregunta sólo por comprobar qué respondemos, por ver si tenemos alguna respuesta.
El niño con el alma pura de Dios aún dentro.
El niño anticipándose al poeta siempre, más poeta que el poeta, más Dios que el mismo Dios.
303 - Supremo amor
Extática contemplación
Dicha perpetua
Armonía
Quietud
Profunda espiritualidad
Transcendencia
Aceptación
Callada permanencia
Transubstanciación
Luz
Clarividencia
Suprema sabiduría
Estar sin pretender ser
Ser sin pretender hacer
304 - Escena navideña
Me pongo a ver pasar la tarde
Y pasa la tarde completa
Como si en realidad no
existiera
El perrito se recuesta sobre
mí
Como si pusiera una bandera
Sobre una isla desierta
Me coloniza
Duerme sobre mí su sueño
Montado sobre el tobogán de
mi respiración
Lentamente va desapareciendo
la luz
Enciendo la bombilla
Miro su filamento incandescente
Que parece quemar mi retina
Abro el libro, Proust
Releo, recuerdo, imagino
Releo mi vida
Recuerdo mi vida
Imagino mi vida
En la vida del libro
Mando unos wasap de
felicitaciones
Una amiga ha puesto un belén
Otra está enferma
Otra no contesta
Proust me habla de Bloch
Su amigo tan raro
Súbitamente me quedo en
blanco
¿En blanco?
Ni blanco siquiera
Me quedo transparente,
translúcido, incoloro
El perrito salta, ladra,
corre a la puerta
En el descansillo hay alguien
Guardián impenitente protege
la casa
Luego vuelve y salta encima
de mí
Suelta un hondo suspiro
Se recuesta y se duerme de
nuevo apoyado sobre mí
Soy, lo sé, su isla
colonizada
El territorio de su dicha
El paraíso de su felicidad
Felice adoremus en la radio
Concierto de navidad
Ha desaparecido el perrito,
está a mis pies
El gatito me mira, negra
negrura
Parece que me adivinara
Desde el fondo de sus ojos
verdes
Y la dulce Thai duerme entre
su madeja de pelo como de lana
Dime niño de quién eres
Soy de la virgen María y del
Espíritu Santo
Me acuerdo de mi abuela
Me pongo nostálgico
Y nosotros nos iremos y no
volveremos más...
Ella lo cantaba
Y ya no está
Mañana no estaré yo
¿Me recordará alguien a mí
algún día por navidad?
Me pregunto
La navidad, esa nostalgia
Pero mira cómo beben los
peces en el río
Beben y beben por ver a Dios
nacer
305 - Piensa en Dios.
No pienses en ti.
Piensa en Dios.
En todo lo que puedes hacer por él.
Por él a través de tu prójimo.
Porque es a través de él como nosotros existimos.
Piensa en Dios en lugar de pensar sólo en ti.
Verás como la vida se ilumina con colores más bellos.
Y brilla un rayo de esperanza hasta en los peores momentos.
No mercantilices tu vida.
Trata de estar siempre en contacto con el espíritu de Dios.
Que a través de los hombres vive y reina entre nosotros.
Olvídate de ti siempre que puedas.
Y piensa en los demás.
En lo que necesitan de ti.
En lo que tú puedes darles.
Y otórgaselo.
Como quién da una ofrenda a Dios.
306 - Erguidas las palabras...
Erguidas las palabras me
amenazan desde el lenguaje como los molinos a Don Quijote
quiero escapar de ellas pero
es inútil, me persiguen donde vaya y me desafían
pueblan mi cabeza de
conceptos, de frases, de aventuras, y me hacen enloquecer
Yo las amo cual gigantes que
mueven mi imaginación como los molinos mueven sus aspas
y descubro siempre junto a
ellas otro yo diferente de mí mismo, un nuevo yo hasta ahora ignorado
un yo aventurero e intrépido,
sin miedo, que es capaz de enfrentarse a todo desde el lenguaje
que todo lo puede, todo lo
posee, todo lo alcanza, desde las palabras
Un nuevo yo cada día lleno de palabras que fantasea con la idea de ser alguien diferente y nuevo a cada momento
y se enfrenta a la vida desde
una nueva máscara a cada instante
Divertidas las palabras me invitan a pronunciarlas con la imaginación
Divertidas las palabras me invitan a pronunciarlas con la imaginación
y van entrelazándose formando
frases, párrafos, historias, situaciones, desenlaces, prólogos y epílogos
todo un universo lleno de
palabras, paralelo al real y más real para mí que el mundo verdadero
un mundo en el que yo reino,
soberano absoluto de las palabras que obedientes obedecen mis órdenes sin
rechistar
Erguidas las palabras me persiguen y no puedo escapar
Erguidas las palabras me persiguen y no puedo escapar
La romántica luna (poemas 41 a 50)
José Ramón Carballo
José Ramón Carballo
No hay comentarios:
Publicar un comentario