Extraño poder quererte
Recuerdo tu mirada
Pasión de ti
Noche perpetua de amor
Escuchando las olas
En tu respirar adormecido
Tocarte sin rozarte apenas
Explorando rincones y puertas
Que tu ternura abría para mí
Para que yo entrara y dejara caer
Mi pecho vencido sobre tu espalda dormida
Sintiendo dentro de mí
Todo el peso de tu alma enamorada
El valor inmenso del oro de tu mirada
Reflejo fiel del oro de mi amor
Brillante, pulido, único
Inigualable, bruñido
De dulces sentimientos hacia ti
Néctar eterno perdido que no volverá
Más sin ti
Huérfano de tanta dicha perdida
Me pregunto si podré vivir
Compañero ya solo de tu recuerdo
Exiliado de tu amor
Privado de tu ternura
El exilio de tu amor
Me fui del país de tu amor
De la isla de tu ternura
De la paz de tu mirada
Del dulce balanceo de tu voz
Partí del puerto de tu abrazo
Del susurro de tu beso
Del amor de tu caricia
Que posaba sobre mí tu mano
Debí marcharme algún día
No sé en qué momento
Me empecé a marchar
Lentamente te abandoné
En la bahía de tu corazón
Y me adentré en otras aguas
Donde no encontré tu sonrisa
Ni tu mirada
Ni tu suave susurrar
Miro hacia atrás
Intento buscarte desde la lejana orilla
Pero en el horizonte estás perdido
Sin yo saber ya cómo encontrarte
Yo que cada día volvía sin dudarlo
Con paso firme y cierto
Para abrazarte y poder
Al fin sonreír
Me he quedado sin ti
Sin saber cómo
Poema del héroe caído
Sobre tu cabeza laureada
Aún penden los laureles de la gloria
Y en tu frente marchita
Un pensamiento de nostalgia se detiene
Ganaste todas las carreras
Venciste en las batallas
Pero tu ardor no pudo
Alcanzar la dicha de la eternidad
Como todo hombre caíste
Y presto a levantarte
Cuando Apolo te tendía su mano
No fuiste capaz de alcanzarla
Te faltó poco
Pero poco o mucho
No haber llegado
Es ser mortal
Y como tal tuviste que dejarnos
Desconsolados y solos
En la tierra de los hombres
Por toda la eternidad
Tu voz
Tu voz clara timbrada en el pífano de la luna
Tu mirada sin fin sobre mi mirada cautiva
Tu sombra de eterno ayer
Silueta entre el sol y la tierra
Tu piel fría de esmeraldas
Suave terciopelo azul
Tu alma amiga
Llena de amor de Dios
Tus labios que un día se cerraron
Tus manos que dejaron de señalar distancias
Dejaste de ver los colores perdidos de las nubes
Y regresaste a tu verdad primera
Lejana cima ya olvidada
Desde el día feliz de nuestro encuentro
La última batalla
Tan pronto te marchaste la batalla terminó
No supe entender que el final había llegado
Seguí ya solo batallando
Miraba al frente y avanzaba
Te creía aún detrás de mí
Guardándome la espalda
Te llamaba, te avisaba, susurraba tu nombre
Sin enemigo ya seguí luchando
Quería protegerte
Contra todo luchaba por ti
Pero ya no estabas a mi lado
Sin saberlo yo todas las batallas habían terminado
Y el sol que antes nos alumbraba
Dejó de lucir para mí por siempre
Perdido en contemplarte estaba
Y ni siquiera conozco el lugar en que te perdiste
Allí caído seguirás siempre
Sin yo poder verte más
Sé que el sol sigue intentando alumbrar la tierra
Imagino a las estrellas en el negro cielo por la noche
Pero noche y día para mí no existen
Quedé parado en el atardecer de la última batalla
En el momento último en que vi el oro de tu cabello
Y el reflejo de tu mirada fugaz sobre mí
Después todo acabó
El mundo quedó vacío
El cielo se volvió nada
La tierra se desvaneció en el vacío de mi desdicha
Todo ha terminado hasta que un día
También yo caiga en la batalla
Que detenida en el tiempo
Lucha aún por terminar siempre
Desnortado corazón
Empezaste queriendo ser libre
Y acabaste preso de tu libertad
Tanto amor sin límite
Sin cauce ni propósito
Amor desbordado en oleadas de ternura
Inmenso cariño sin destino
Desnortado corazón sin afán
Ambición de todo
Sin poder acabar al fin en nada
Y todo te devolvió nada
Salvo yo que te amé por todos
Sin que tú nunca me amaras
Primavera
Delicada primavera de hojas y flores
Que puntea de hilo rosa mi alma
Brotan en el almendro las hileras de flores
Disciplina y orden en esta primavera
Los árboles se yerguen verde-azules
Las rosas destellan sus pétalos
Que inmóviles en el cielo hacen brillar el sol
Caen destellos de luz
Por entre las adormecidas oquedades del invierno
Y resurge una vez más la olvidada ilusión por la vida
Que se renueva de una manera ya olvidada
Pretérita en su amanecer
Destapa constelaciones de estrellas por la noche
Y un suave viento con olor a jazmín
Me trae recuerdos de la última primavera junto a ti
Con el amor desbordado en cataratas de alegría
Y tu sonrisa firme sin desfallecer nunca
Subiendo mi alma hasta el cielo
Haciéndome tocar las nubes felices de mi dicha
Que pasajeras volaban como pétalos de flores
Que nunca volverán sin ti
Flores
Te traigo estas flores
Como una ofrenda a un dios
Mira en sus colores la dicha que me das
En su suavidad la suavidad de tus caricias
En su fresca juventud mira tu pureza inmaculada
Y en su tersura mira la firmeza de tu alma
Que junto a mí vive
Templando mi alma
En el suave fuego de tu amor
Amor
Sin ti el mundo qué sería
Sin ti la vida no sé si existiría
¿Sin ti sería yo posible?
En la ecuación de tu amor
Veo las cifras millonarias de mi dicha
Y el laberinto eterno
De mi amor por ti
Que infinito termina y comienza sin fin
Repetido una y otra vez
Sin nunca saber terminar
Como una hélice movida por el viento
De nuestro amor febril
Que inacabado día a día
Lucha por ser mejor
En su torpe y pura
Belleza siempre inconclusa
Recomenzada siempre
Para acabar nunca
Para decirte hoy te quiero
Y mañana repetir que te quiero
Y seguir queriéndote siempre
Hasta que el tiempo termine
Y si es que es posible
Pido que continúe este amor
Más allá del tiempo
Y en el cosmos eterno
Sigamos persiguiendo este amor sin fin
Ausente dicha
Bella y lejana montaña
Inmensa cima nevada
En mi recuerdo hoy ya olvidada
Quise ser como tú un día
Profundo cauce que en torrente
Cae por entre las verdes arboledas del valle
Quise un día bañarme en tus frías aguas
Y sentir tu inconstante presencia
Pero no pude
Quise ser como tú luna y no pude
Puse en tu espejo el pálido reflejo de mi alma
En tu luz sentí espectral el amor
Pero no pude alcanzarte
Sol, hermoso sol, pleno de días
De vida, pleno sol, fiel compañero
Quise guardar tu calor para tener vida siempre
Pero no pude, se me fue también tu calor
Hermosa tierra, inmensa llanura
Patria del hombre perdida en el cosmos
Quise rendir ante tu belleza mi fiel amor
Pero no pude, no fui capaz
Al fin todo intenté
Y nada pude
Tal vez por eso cuando me marche
Tendré seguro que volver
Para rendir tanto amor por todo
A todo una vez más
Nieve de abril (poemas 11 a 20)
José Ramón Carballo
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