Deliciosos, simplemente deliciosos, mi
plato favorito entre los favoritos, de los de mi madre, una gran
cocinera, ya quisiera Ferrán Adriá, y todo bien construido, sin tener
que deconstruir nada...
No estoy contra la nueva cocina, por
supuesto, Ferrán Adriá me parece simplemente un genio, incomprendido en
su tierra como siempre pasa en esta país, pero un genio.
Lo que sucede es que mi madre es aún
mejor, seguro, aunque no haya comido nunca en el Bulli lo sé, no me
preguntéis por qué lo sé pero lo sé.
Los sabores, los olores, las texturas,
todo eso queda fijado en nuestra mente en la infancia, eso lo explicó
maravillosamente Proust entre otras con la anécdota de la famosa
madalena.
Pues bien, para mí los sabores de la
cocina de mi madre son algo inamovible, en ningún restaurante se come
tan bien como en casa de mis padres.
Los calamares en su tinta los hace mi
madre con la receta de mi abuela, y así están, sublimes, y la
preparación no es cualquier cosa, me lo ha contado mi madre y hacerlos
es todo un arte.
En la foto no han salido muy
favorecidos, cosas de la cámara da mi móvil, pero el caso es que no
puedo repetir la foto hasta que los vuelva a hacer mi madre, y es que
ayer los comí y los cené, al irme de casa de mis padres donde comí ayer
estos suculentos calamares, mi madre me preparó la consabida tartera y
al llegar a casa me los zampé, me faltó tiempo, casi ni los calenté, o
sea, que ya no existen.
Soy adicto a los calamares en su tinta
de mi madre, no sé si una adición tan rara tendrá cura, para mí son como
las madalenas mojadas en té eran para Marcel Proust, algo que reaviva
el pasado y lo hace volver al presente, los calamares en su tinta de mi
madre me trasponen a mi infancia.
Bueno, seguiremos informando sobre otras
delicias culinarias de mi mamá, os lo garantizo, porque bien sabéis que
me gusta teneros informados.
No os perdáis detalle que continuaremos with
my mother specialities.
Por cierto, los calamares en su tinta
van acompañados de arroz blanco hervido (de morirse).
¿Os apetecen?
Besos,
Los calamares en su tinta |
Nada como la comida de mamá. Yo aprendí de ella a hacer los platillos árabes e intento que mis hijos me recuerden a través de esos sabores. A tí te recuerdo pidiéndolos en El cucurucho del mar y diciendo: "-ninguno como los de mi madre".
ResponderEliminar