El otoño
Viejo conocido, umbría sombra, tempestad
Recóndito encuentro con la soledad
Se acabaron las alegrías, la luz, la fiesta
Llegas y todo lo cubres de gris
Me adormezco dentro de ti como en un ánfora antigua
Un ánfora romana perenne en el fondo del mar
Y desde allí abajo contemplo la luz de un lejano cielo
Filtrada a través de la ondulante agua del mar
Otoño de siempre, estación final, sonido de arpa
Violín que me acaricia el alma y me pone triste
Sin saber por qué, ni para qué
En otoño me pregunto por el eterno retorno de todo
Por qué siempre todo tiende a la repetición
Por qué nunca llegamos, avanzamos, alcanzamos
Me desespera a veces tu quietud, tu penumbra, tu silencio
Como si en ti la vida se acabara aunque no tenga nunca final
Me recuerdas que mi tristeza es un engaño porque tras de ti
Más lejos llegará un día la primavera, tu contrario
Aunque lucha titánica sea salir de ti y volver a la alegría, la luz, la fiesta
Después de haber transitado por el reino del Hades
Y no haber perecido
José Ramón Carballo
25 de octubre de 2016
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